The Equalizer 3 (2023): Vida y regla.

The Equalizer 3 (2023):

Vida y regla.

Hominem unius libri timeo.

Santo Tomás de Aquino.

La película de 2023 de Antoine Fuqua es un film católico. The Equalizer 3 no sólo es una de las mejores del año que acaba de concluir, es una joya del cine de acción y también el cierre perfecto para una saga monumental, la cual nos obsequió a uno de los héroes más icónicos de un género que aparece siempre fresco. Robert McCall (Denzel Washington) es un personaje de un serial ochentero recuperado por el cine de Hollywood como franquicia de acción. Muchos años han pasado desde que John McClane hizo de las suyas en Die Hard (1988), convirtiéndose en el modelo eterno de esta tipología cinematográfica. Y vaya lo bien construida que está la película de Fuqua, hecha con una precisión ad hoc al personaje, y montada cual si fuera un mecanismo de reloj.

Ya en múltiples análisis realizados por la ADECyC hemos referido cómo el héroe es la figura central del cine de Hollywood, y cómo esta figura clásica vive sus momentos actuales en crisis, con ese permanente vacío que significa el cine de super-héroes. El superlativo no puede ser el más adecuado para su etapa de mayor marcaje inflacionario. Hemos visto en Aquaman and the lost kingdom (2023) su peor parte. Ante ese vacío de significado del superheroe, el cine de acción -con directores de propuesta como Antoine Fuqua-, vuelve a la fuente y nos brinda un personaje en extinción: el hombre de acción. Robert McCall es un policía retirado, exiliado del mundo y refugiado como vengador anónimo dedicado a las causas perdidas. El personaje opera como dos elementos visibles de la Iglesia Católica: un santo y un monje. Es curiosa dicha construcción, tomando en cuenta que el personaje ha elegido la huida como lugar permanente de existencia. El reloj por tanto adquiere un nivel de significado vital en toda la saga: McCall cronometra cada aspecto de su vida haciendo corresponder vida y regla, justamente como los eremitas de la vida monacal. Recordemos que la horología y la medición del tiempo surgen entre los monjes como hábito durante el ora et labora

McCall se ha retirado de la vida por considerar que su familia murió por su culpa, por no llegar a tiempo. Ese chronos permanente es precisamente el espacio vital al que el monje dedicaba cada minuto a las labores del monasterio, no por obligación sino por un sentido del deber que va más allá del ser y que lo eleva a criatura angelical. Es de observarse que en el Antiguo Testamento (Nm 35:9 – 36:13) el ministerio sacerdotal corresponda por un momento con el del fugitivo: las ciudades refugio. En dichos espacios territoriales convergen dos elementos completamente diferentes:

A.- Los homicidas involuntarios.
B.- Los levitas.

Las ciudades refugio tenían como fin asegurar al homicida: salvaguardar su vida contra la venganza y le otorgaban al sacerdote un territorio para vivir, no en propiedad, pero si en uso. Por ese momento levita y refugiado coexistían en un espacio de indeterminación de inclusión y exclusión permanente. El hombre sagrado, por tanto, existe fuera siempre. En la cristiandad posterior ese estado de fuga del mundo permanente excluye de toda comunidad al monje también, la vida común es solo entre pares: otros que huyen y se han excluido por medio del cenobio. Ese aislamiento se regulaba por una marcada y permanente observancia del tiempo.

El personaje de Robert McCall regula de manera obsesiva cada elemento de su vida, desde las tomas de alimentos hasta el tiempo que debe tomar para matar. No es de extrañar que fue en los monasterios donde se perfeccionó la medición del tiempo de manera crucial, obedeciendo cada aspecto de la vida del monje con su momento del día. La horología es la disciplina por excelencia, es la ciencia medieval que hereda a occidente su obsesión por el tiempo. En la antigüedad se media el tiempo por medio de clepsidras y sombras proyectadas por el sol, pero las actividades en el monasterio debían ser tan específicamente regladas que tuvieron que inventarse dispositivos exactos con el fin de marcar cada momento de la vida del monje. El reloj mecánico desarrollado en occidente eclipsó por completo a las clepsidras arcaicas de oriente. Se han descubierto grandes avances en la invención de medidores de tiempo en los monasterios desde el siglo X. El monje inglés Richard de Wallington los perfeccionó en el siglo XI, brindando un exhaustivo seguimiento de las horas canónicas. En los libros de las reglas se establecía una liturgia de las horas que se dividía en los siguientes momentos:

·Maitines: antes del amanecer.

·Laudes: al amanecer.

·Prima: primera hora después del amanecer, sobre las 6:00 horas de la mañana.

·Tercia: tercera hora después de amanecer, sobre las 9:00 horas.

·Sexta (de donde deriva la palabra siesta): mediodía, a las 12:00 horas después del Ángelus en tiempo ordinario o el Regina Coeli en Pascua.

·Nona: sobre las 15:00, Hora de la Misericordia.

·Vísperas: tras la puesta del sol, habitualmente sobre las 18:00 después del Ángelus en tiempo ordinario o el Regina Coeli en pascua.

·Completas: antes del descanso nocturno, a las 21:00.

Con ese método se aseguraba una completa regulación de la vida del monje para cada hora del día. Una disciplina que adquiría valor de renuncia y pugnaba por una vida instrumentada. Esa instrumentación se corresponde con otra figura preponderante de la religión católica: el santo, el cual por gracia divina ha sido elevado a la categoría de instrumento de Dios como obrador de milagros. El personaje de McCall cumple con esa cifra, desde el inicio es testigo de la sangre de su martirio y derrama el vino como sacrificio.



En la bodega de vinos observamos tres elementos simbólicos visibles de la sangre: a Cristo crucificado, el vino tinto y la copa-cáliz, antes de la matanza y la casi muerte de McCall por parte del hijo del mafioso; elementos que apuntan a la figura crística del héroe de acción. Dicho simbolismo está enmarcado desde la primera película, en la que se observa otro de los hábitos obsesivos del personaje: la lectura diligente. En The Equalizer (2014) el policía dará lectura a un libro llamado El viejo y el mar (Ernest Hemingway), el cual tiene que ver con un pescador.

            En la tercera entrega sólo aparece un libro, el cual Robert McCall tiene al lado de su cama junto con un arma, se trata de la Biblia, un libro que trata también acerca del aspecto justiciero y vengador de Cristo. A fin de cuentas Jesús es el gran igualador; todas las cosas están unidas en Cristo y Él une aquello que Satán ha separado en el Edén. La igualdad es un valor cristiano por excelencia, visto a la luz de la Escritura podemos comprender que la marca de los tiempos modernos es la igualdad del demonio: Satán quiere igualar aquello que él mismo ha separado, pero a través de una equidad monstruosa. En sentido contrario, la diversidad se ha entendido también en ese carácter monstruoso. La enemistad originaria está enmarcada por la promesa de Genesis 3:15, pasaje conocido entre nosotros los teólogos como el proto-evangelio:

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (RV, 1960).


La enemistad originaria está marcada por la mujer. La gran promesa mesiánica proyecta el futuro hacia María como Madre de Dios. La gran discusión nestoriana acerca de las naturalezas de Jesús afecta ineludiblemente la gracia plena de la Virgen María: si Jesús es completamente Dios y completamente hombre, y ambas naturalezas convergen sin indistinción, ergo María es theotokos, es decir paridora de Dios. Dicha definición dogmática fue instaurada durante el Concilio de Éfeso de 431 y afecta tanto a la cristología como a la mariología. Hoy por hoy quién niegue a María como Madre de Dios es un hereje nestoriano. Dicha formulación dogmática ya era reconocida popularmente por la Iglesia como da fe la oración de dos siglos antes al Concilio llamada Sub Tuum Praesidium. A Dei Genatrix, se le observa durante la matanza en la mansión del líder de la camorra: se celebra durante esa noche a Santa María del Bando y la exaltación a la madre de Jesús es evidente.

La lucha entre la Iglesia y Satanás está presente en la película, simbolizada por la presencia de La Camorra, una mafia del sur italiano que inclusive refleja su carácter sagrado por medio de sus ritos y burlas a la Iglesia, un vitral del Arcángel Miguel adorna el techo de la cama donde descansa el capo. Normalmente las mafias locales de cada país adoptan los ritos e iniciaciones propias del ámbito religioso donde se desenvuelven, pero lo hacen de manera paródica, en México inclusive adoran símiles de santos pero de manera invertida…

            El vínculo entre crimen organizado y religión se encuentra presente en The Equalizer 3: observamos la constante del uso de iconos religiosos por los capos, pareciera que son mas creyentes que los creyentes.


En una de las escenas climax el capo es enfrentado por un sacerdote y la comunidad unida en un espíritu religioso expulsa al comando de sicarios. The Equalizer 3 nos brinda un final glorioso en el que después de restituir el simbolismo de los peces y las cruces, Robert McCall comete un asesinato ritual y sacrificial en el que la bestia es arrastrada y muerta durante la exaltación de María siempre Virgen. Es sin duda el film que homenajea aquel otro personaje católico y mariano por excelencia: John McClane en Die Hard.  Es de admirarse que un director como Antoine Fuqua entienda mejor el carácter fugitivo del tiempo que un burdo Nolan que tropieza torpemente con ese elemento en cada una de sus películas. Fuqua logra atar de manera simbólica las tres caras del tiempo como chronos, kairos y aionos. Me voy a permitir esquematizarlo, si no se entiende es problema suyo, no mío.


Escribe, Iván González.


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