True detective (2014): la diosa blanca (I)

True detective (2014): la diosa blanca (I)


…aquella Erictón la cruenta, que invocaba las sombras a sus cuerpos.
Dante Alighieri, Infierno IX, 23-24.


1. Cosieron hojas.

En nuestra cultura existe una obsesión representativa por la exposición, casi sacrifical, de las mannequins. Escaparates y pasarelas alrededor del mundo envuelven estos monigotes en prendas de toda clase. Sirven para identificarnos y observar en ellos el ideal de prenda que nos vendrá bien. Es la identificación con un deseo pervertido de cubrir la falta de un “algo”: ese algo se define como el don de la gracia, sustituido por una serie de hojas cosidas. Es la asimilación del ser en su propia imagen. 

Julio César evoca en De Bello Gallico un rito de cremación entre los celtas en el que se encerraban hombres en maniquíes de mimbre a los que se les prendía fuego. Es un rito de cremación de estos hombres de paja con fines de guerra.

Otros forman de mimbres entretejidos ídolos colosales, cuyos huecos llenan de hombres vivos, y pegando fuego a los mimbres, rodeados ellos de las llamas rinden el alma. En su estimación los sacrificios de ladrones, salteadores y otros delincuentes son los más gratos a los dioses, si bien a falta de ésos no reparan en sacrificar los inocentes [César, La Guerra de las Galias, 6, XVI].

Es la asimilación del ser en su imagen, “quemar en efigie”, es magia simpática que toma la imagen como realidad. Este mitologema de lo inanimado que toma vida, es cifrado en esas víctimas sacrificales de la modernidad y de la moda. 

Ese “algo que nos falta ” está definido en el relato del Génesis, cuando los primeros padres se contemplan desnudos: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” [Gn. 3:7 RV 1960]. Para diversos teólogos, ese primer momento posterior a comer del fruto prohibido es el despojo del vestido de gracia del que dejan de ser revestidos, para hallarse encuerados en su vergüenza: es la desnuda vida. Esa humillación los obliga a cubrirse primero con hojas y después con pieles de animales. Para la Teología, antes de la caída estuvieron siempre cubiertos y vestidos en gracia:

Antiguamente estaban revestidos de un brillo celestial, y ahora se ven obligados a entrelazar hojas de higuera y hacer fajas. Tal fue el resultado de los engaños del diablo y las trampas que les ofreció. Por supuesto, este no se proponía darles nuevas ventajas, sino que solo quería despojarlos de lo que poseían y así reducirlos a una vergonzosa desnudez… [CrisóstomoHomilías sobre Génesis.]

Así, privados de la gracia, buscan desesperadamente cubrir esa falla con ese algo indiscernible. La desnudez es aquello que permanece suspendido entre la escisión naturaleza y gracia. El siglo XX, ese saeculum obscurum, mostró su faceta más terrible en la obligación sádica de desnudar a las víctimas del holocausto en el campo de concentración antes de pasar a los hornos. Es el experimento político extremo que intenta exponer la nuda vida identificando plenamente obscenidad, sadismo y crimen, tal como, precisamente el Marqués de Sade lo relata en su ensayo Ideas sobre las novelas: “Nunca, repito, nunca pintaré el crimen bajo otros colores que los del infierno; quiero que se lo vea al desnudo, que se lo tema, que se lo deteste, y no conozco otra forma de lograrlo que mostrarlo con todo el horror que lo caracteriza”.

El meta psicópata de True Detective expresa sadismo exponiendo un cuerpo desnudo en una postura sugerente cuyo cadáver ha sido despojado, no solo de las ropas, simbólicamente también de la gracia. En una cultura imbuida por el sado-masoquismo, nos percatamos de que las manos atadas por una cuerda es la cifra por tratar de mantener atrapada aquella gracia perdida.



El otro rasgo sado-masoquista está en la venda que se encuentra en los ojos, que también nos recuerda aquella cita de Génesis 3:7: “…Entonces fueron abiertos los ojos de ambos...". Es, por tanto, en el relato bíblico el primer acto de justicia de lo humano, a partir de ese momento la justicia debe ir con los ojos vendados. Esa oscuridad, ese ocultamiento solo podrá ser des-ocultado en los últimos tiempos, Apocalipsis es Revelar. En ese rito existe una inversión del ocultamiento-desocultamiento. El rostro que va desnudo va tapado y el cuerpo que va tapado va desnudo. Esa blancura del cadáver se traduce en pura transparencia, que como pálida sombra no significa nada y traspasa lo infinito.

La victima sacrifical de este primer capítulo de la serie, tiene los ojos vendados, por tanto solo ve penumbras. Y tiene que ver con el último dialogo de la serie entre los dos detectives:

“…sólo hay una historia, la más antigua.”
(Marty ) “¿Y cual es?”
(Rust ) “La luz contra la oscuridad.”
(Marty , mirando el cielo nocturno ) “Bueno, ya sé que no estamos en Alaska, pero
me parece que la oscuridad tiene mucho más territorio.”
(Rust ): “Sí , tienes razón en eso… Aunque creo que estás enfocándolo mal, en lo
que al cielo se refiere…”
(Marty ): “¿Por qué lo dices?”
(Rust ): “Bueno, al principio sólo había oscuridad. Así que yo diría que la luz va
ganando.

En la Comedia Dantesta, el poeta culmina cada parte de cada reino ultramundano con una palabra: stelle. Y por allí salimos a contemplar de nuevo las estrellas . Después de ese acenso contemplaron Dante y Virgilio aquel firmamento nocturno, las estrellas en medio de la espesa oscuridad. Son de diferentes épocas, pero logran mantener -la vista fija en la oscuridad de la época-, pero también -percibir una luz que, dirigida hacia nosotros, se aleja infinitamente-.


2. Vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos...

No es lo mismo Madre-dios que Madre de Dios. La madre-dios es una puta, la madre de Dios es la dadora de vida, la plena en gracia. En uno de los primeros planos de la serie-película True Detective (Temporada 1, Episodio 1), la cual consideramos el film más importante en los últimos treinta años, aparece frente a nosotros en primer plano el primer momento de la “diosa” blanca, puesta frente al árbol en posición de oración. La sacrificada es una prostituta cuya sangre dará a luz al terror. 



La "Diosa Blanca", cuya cifra es el culto agrícola y primigenio a la diosa madre, era en principio aquella figura que aseguraba la cosecha y el reinicio de los ciclos lunares. En esta imágen paradigmática se resumen una serie de deidades femeninas europeas que serán refractadas en diversas divinidades en todo el continente y más allá. Entre los griegos encontramos que las "madres diosas" se representaban en triadas: dicha composición es subyacente en toda la mitología griega: Perséfone- Deméter- Hera, doncella-madre-bruja, (en su carácter decreciente como anciana). Es la unitrinidad pagana por excelencia que simboliza el triple aspecto lunar creciente-llena-menguante, como la Hécate Triple, iconografía exaltada hoy en día por movimientos “neo paganos”.




En la imagen anterior de la luna se refleja una cornamenta, para los antiguos, eran un símbolo del aspecto creciente de la luna. La cabeza del toro es una representación primitiva del útero como principio de nacimiento y regeneración. Esta conformación triádica de una diosa proto indoeuropea ha sido explorada (con mucha controversia) por diversos autores, desde Robert Graves, Karl Kerényi, Jung y hasta Frazer.

Dicho mitologema está presente en Vértigo (1958) de Hitchcock: Midge-Madeleine/Judy-Monja. Madeleine es Magdalena, aquella prostituta que Jesús convirtió en Santa. Judy es la puta, la "femme fatale"… 

En True Detective, el sacrificio ritual es un indicio de algo mayor, el cuerpo desnudo esta rendido ante la naturaleza. No solo es un cadáver frente al árbol, es el indicio de un nuevo culto a la naturaleza, es un intento de regreso al culto a lo natural. Las religiones primitivas estaban enfocadas en el culto a lo natural, a lo creado. El cadáver no solo esta adorando al árbol, que no solo es naturaleza, es también,un axis mundi. El árbol es doble, una clara señal a los dos arboles del Edén: el árbol del conocimiento y el árbol de la vida. La posición de esta Eva desnuda infiere el intentar accesar al Paraíso Perdido; es un nacimiento en inversión. En una reflexión mas de fondo, podemos identificar este árbol como el del conocimiento; ya que el árbol de la vida presenta unidad (Vida) y el otro una dualidad (Bien/Mal).

Frente a ella está la vorágine, la náusea, el vértigo como un agujero entrerramado; cuya visión es el eterno retorno, el orificio vaginal-anal. En la escena existe un eje vertical de dichos tres elementos alineados: el hoyo en el árbol, el tatuaje de la espiral y el ano de la mujer. El orificio corporal es el órgano satánico por naturaleza, no sólo es el lugar del crimen nefando, es también un elemento ritual en el aquelarre de las brujas llamado osculum infame.

Ese infame beso, apela a un rostro, por ello ambos detectives clavan su mirada en aquel espacio corporal, uno le toma fotografías y el otro le dibuja. Ese rostro infame también mira a los detectives, recuerda aquel aforismo de Nietzsche en Mas allá del bien y el mal: “Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti”. El rostro oculto, como espacio de lo político, nos recuerda Giorgio Agamben, no siempre corresponde con una cara, tal como en ese rito de las brujas:

Así el arte puede dar un rostro hasta a un objeto inanimado, a una naturaleza muerta; y por eso las brujas a quienes los inquisidores acusarían de besar durante el aquelarre el ano de Satán, respondían que también en él había un rostro. Y hoy es posible que toda la tierra, transformada en desierto por la ciega voluntad de los hombres, se convierta en un único rostro [Medios sin fin, p. 80].

El campo político de lo moderno es la apropiación de esa desnudez, la humanidad en el Edén permanecía desnuda en Estado de Inocencia. En ese espacio existe claramente la distinción entre hombre y bestia. Dios en Génesis manda al hombre a nombrar a los animales, el ζῷον πoλιτικόν lo es en cuanto nombra y distingue el mundo de lo natural. En aquella imagen vemos un proceso revertido, es un intento desesperado por regresar al estado de inocencia, pero éste solo puede aparecer en tanto perversión. El cuerpo de la mujer no solo está en posición de oración, también en posición de sumergimiento, evoca la imagen del movimiento. La obsesión en el capitalismo, en su etapa extrema de movilización total, por la pornografía y el fetichismo sexual; es un reflejo fiel del significado de la mercancía, no solo despersonaliza el cuerpo, convierte la desnudez en campo de lo político: lo transforma en una marioneta biológica. Lo objetualiza. El detective Cohle refiere una anécdota que vivió en la frontera con un cartel mexicano, castigan a sus víctimas retirándoles el rostro y colocándolos frente al espejo. En ese acto casi sacrificial colocan el pene cercenado de la víctima en su boca. Ese fetichismo y cosificación esta presente en los “nidos del diablo” que aparecen en toda la serie. Son refugios invertidos, una escalera al revés que intenta apropiarse de lo inapropiable. En el capitalismo, entre el rostro y el cuerpo desnudo media un abismo, solo capturado por el ojo de la cámara fotográfica y/o de video.

En True Detective dicha imagen iconográfica representa a Eva, pero también es la inversión de María, es la anunciación al revés. Ese cadáver es la manifestación del nacimiento de lo anticrístico cuya visión es lo bestial, lo monstruoso, lo inhumano; inclusive, lo fantasmal.

En aquellas antiguas sociedades agrícolas, esos sacrificios a la naturaleza eran de uso corriente, la prostitución ritual surge como la necesidad de fertilizar la tierra y asegurar el inicio y reinicio de los ciclos. La semilla es el hijo. Ese primer cadáver es la subversión iconográfica de la imagen de María siempre Virgen. Dicha diosa Blanca resucita en el plano de lo infra-natural, para atacar al signo de la cruz. Es el renacimiento del neo- paganismo y neo-gnostiscismo, se está pariendo una nueva bestia soberana cuyo soporte es el culto panteísta a la naturaleza. En la época patrística el intento de aquellos pensadores hasta la Edad Media, es la de evitar a toda costa la regresión a ese culto a lo natural. 



La figura anterior refiere lo primitivo, al igual que los nidos del diablo que aparecen en toda la serie. Esta figura primitiva, se levanta y renace interpuesta sobre dos árboles, con sus pechos desnudos aparece con garras amenazantes (que anuncian su carácter demoniaco y pagano como las manos de las arpías en la iconografía antigua) y aparece nuevamente el árbol entre ella y la cruz. Esta acechando la cruz de Cristo que esta justo en las puertas de la iglesia. Toda la serie está repleta de imágenes católicas. La cruz es también un axis mundi, un soporte y señal. Cuando el detective corre el velo, se descubre la imagen de este terrible anti-ícono. Aparece arrodillada y frente a ella está una imagen infantil de Cristo. Se ha preparado a devorar al hijo. 



Aparece una vez más la figura cornamentada, es la imagen de los ciclos lunares que aseguraban en aquellas sociedades agrícolas el cálculo también de las fiestas sagradas. La luna determinaba el ciclo de dichas celebraciones, hasta el día de hoy… Por ejemplo, la fiesta de la pascua es móvil, se determina de forma diferente cada año. Esto es porque la fecha es fijada siguiendo el año litúrgico, que se rige por los ciclos lunares. Así, la Pascua se ubica siempre después de la primera luna llena, después del inicio de la primavera en el hemisferio norte, y del otoño, en el hemisferio sur. Así pues, el Domingo de Pascua acontece en un paréntesis de 35 días, entre el 22 de marzo y el 25 de abril, ambos inclusive. Las fechas de Pascua se repiten en idénca sucesión en un periodo de 5.700.000 años y en ese intervalo de empo la fecha más frecuente es el 19 de abril. La fecha esta marcada siempre por la luna, por tanto, esa imagen de lo femenino, como luz que en la oscuridad rige hasta en la actualidad los círculos sagrados de muerte y resurrección.

 

Por tanto, la luna es el campo de lo Mito-poético, no solo como astro, también como cifra de la madre-consorte. No es espacio aquí para desarrollar dicho tema.

El templo donde se encuentra la pintura arcaica esta en lo abierto, pone en tensión lo sagrado y lo maldito. Allí se desdibuja la distinción entre lo profano y lo sagrado. El espacio ha devenido de lo sagrado a lo profano. En dicho sitio esta la lucha de dos grandes cosmovisiones, en las que subyace una religión: la religión de la cruz vs la religión de la naturaleza. El sacrificio es una parodia de la resurrección, el meta psicópata busca levantar de la muerte a la “diosa” Blanca cuyo culto está en lo abierto, en la naturaleza. El culto es claramente satánico y es una burla a Cristo y a su Madre. La diosa Blanca aparece en otro grafiti al final, en la cual el padre aparece crucificado y sacrificado dentro de la casa de madera, la muerte del padre permite la suprema realización de la deidad arcaica. En dicha imagen la mujer corre coronada en medio del bosque, entre estrellas-flores negras.




La imagen anterior es la inversión de María siempre virgen, tal cual es descrita en Apocalipsis:

Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra [12-1, RV 1960].

En la imagen anterior, la luna aparece en su cabeza, coronando el icono y las estrellas negras aparecen en sus pies, en la iconografía de María inmaculada aparece, siempre pisando la luna, es decir venciendo al diablo, aplastándole la cabeza a la serpiente. Por tanto, el grafiti anuncia la aparición del gran dragón, de la bestia.

"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" [Gn. 3:15, RV 1960].


La filosofía y teología de la mal llamada “Edad media” están montadas siempre sobre la base de una metáfora, de la alegoría, de la imagen y del simbolismo. Todo es metáfora, imagen y símbolo. No asumido el andamiaje, el edificio queda inconcluso. Este andamiaje es heredado al también llamado renacimiento, la palabra misma “renacimiento” es una categoría teológica, lo nuevo, lo que nace de nuevo, lo que es nacido del Espíritu. En el Romanticismo resurge desde lo fantástico, pero no de manera parasitaria, sino operativa. Cualidad que permitió el cine clásico de Hollywood y que, temps en temps , da en el blanco; como cuando el detective Cohle abre un agujero de culo en el rostro del villano. El final siempre está enterrado en el principio.


Escribe, Iván González.

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