A Complete Unknown (2024): ¡Peca fuerte, Dylan!
A Complete Unknown (2024): ¡Peca fuerte, Dylan!
“Toda ideología es conservadora porque lucha por perpetuarse… pero los tiempos cambian".
M.F.
¡PECA FUERTE, DYLAN!
El viaje musical del único premio Nobel del Rock and Roll comienza con la visita que realizaría aquel 29 de enero de 1961, en el Greystone Park Hospital en New Jersey, a su convaleciente héroe, Woody Guthrie. Aquel antiguo folkie que había desafiado al sistema décadas atrás y que solía sostener una guitarra con la frase “Esta máquina sirve para matar fascistas”. Guthrie es sin duda la mayor influencia de Bob Dylan en la construcción de su musicalidad. Mangold como buen contador de fábulas, decide partir de dicha figura para comenzar a montar A Complete Unknown, tomándose por supuesto libertades creativas que abonan a un mejor ritmo cinematográfico. Como ya hemos afirmado, el biopic tiende siempre hacia lo paródico, cuestión a la que por supuesto no escapa esta última odisea dylanesca. Su gran acierto radica en abandonar el intento de crear una biografía de “la cuna a la tumba”, para centrarse en el periodo más visible del cantautor: la transfiguración de un trovador acústico para convertirse en un rockstar eléctrico. De ahí el nombre del libro en el que se basa la cinta, “Dylan goes electric!”, de Elijah Wald. La película nos muestra el desarrollo de personaje de un hombre que abandona la inocencia para ser tentado por el folk-blues eléctrico y la búsqueda constante de un sonido nuevo y más fresco, en una época tumultuosa para los Estados Unidos de América; en plenos años de la Guerra Fría y serios problemas políticos internos. En ese contexto, Dylan es arropado por el patriarca de la música Folk y activista de izquierda, Pete Seeger, quien funge como un padre para aquel originario de Minnesota.
El circulo que acompañará los primeros años de Dylan estará imbuido de personajes relacionados con la contra-cultura y etnomusicología estadounidense, desde Alan Lomax hasta Joan Baez. La película se centra en los primeros cuatro años de la carrera de Dylan dejando fuera sus problemas con las drogas y conflictos existenciales, para referir su entorno personal y su amplia tradición musical; aquel lugar donde nunca ha encontrado acomodo en un género exclusivo. Como deja patente Mangold, Guthrie había sido mentor de Seeger y para la época, el heredero de ese legado folk parecía ser el joven prodigio de cabello ensortijado. La película se esfuerza por retratar a un maduro Seeger como un purista que intenta conservar el folk, oponiéndose a la electrificación de Dylan, cable al que confesaría más tarde “hubiera querido trozar con un hacha”. Pero Dylan ha sido transfigurado, dejará el viejo hábito trovadoresco para convertirse en una estrella de rock, abandonará el discurso político para asirse de la poesía beat. Dylan, siendo la gran promesa del renacimiento folk, abandona el género para hacer su propia música, cuestión que los aficionados a las seis cuerdas nunca le perdonarían.
En aquellos años otro patriarca –esta vez de la música country- lo va a proteger a ultranza contra sus detractores, Johnny Cash abogaría ante la prensa folkie, que constantemente arremetía contra la nueva evolución de Dylan. Durante aquellos duros años, fue la figura de Cash la única que se levantó para defenderlo de sus acusadores, que desde el moralismo político intentaban defenestrarlo por abrazar la música electrificada. En A Complete Unknown, dicha metamorfosis es azuzada por un intoxicado y cínico Johnny Cash, que como diablo invita a Dylan a “embarrar lodo en la alfombra”, sin importarle el qué dirán de su círculo hipster e intelectual. En sentido contrario se presenta a Seeger, que opera desde una figura en apariencia angélica que busca convencer mediante el sermón al joven músico para que permanezca en las filas de la música tradicional folk, alejándose de lo comercial. Todo mediante un chantaje discursivo por medio de una parábola sentimentalista y vacía, -mientras que el personaje interpretado por Edward Norton- aparece en pantalla cornamentado simbólicamente con un ornato colgado en el fondo, todo sucede en medio del uso de una metáfora de la balanza entre piedras y arena con el intento comunal de mantener el equilibrio. Pero no habrá vuelta atrás, Dylan ha elegido su propio camino y se niega a permanecer petrificado en el viejo discurso político de compromiso social, para buscar su propio estilo y libertad creativa. La película cierra el círculo cuando Dylan se despide de Guthrie e inicia una desenfrenada carrera en motocicleta hacia ninguna parte.
De una manera, Cash es el instigador siniestro en la interioridad de Dylan que lo empuja al cambio simplemente porque “quiere escucharlo”, mientras que Seeger es la parte diestra que intenta a toda costa petrificar al joven, en el que ve la esperanza futura de aquel movimiento. El joven es una tensión entre dos grandes visiones, una transformadora y otra que lo quiere mantener en una sola línea. Pero Dylan es un juglar, que en uso de su plena libertad esta en la búsqueda constante para no ser una piedra varada y ser un prisma del que se refractan todos los sonidos de Norteamérica. En ese sentido, A Complete Unknown, no es un biopic en estricta regla, es una fábula que nos enseña que no toda traición a la tradición es necesariamente negativa. No toda renuncia es perversa, como la de aquella “voz de una generación” que renunció a serlo por perseguir su propia identidad musical y artística. Tampoco pensemos que el filme de Mangold es definitivo o una biografía realista de un personaje que es completamente un enigma, es un filme que a través de una anécdota nos presenta uno de los tantos avatares de un músico en permanente construcción y que ha pisado todos los géneros de raíces del sonido americano. Para los que quieran ahondar y descubrir todos los aspectos de la Dylanesca existen múltiples documentales, biografías y “chismógrafos” oficiales y no-oficiales. Cuatro estrellas de cinco para una película que nos recuerda que “una piedra rodante no acumula musgo”.
Escribe, Iván González.
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