Poética pura. Un análisis en torno a First Reformed (2017) desde sus planos más importantes.

Poética pura. Un análisis en torno a First Reformed (2017) desde sus planos más importantes.

La obra de arte radica en su dimensión poética y filosófica; ambas son una en la obra, no existe diferencia entre ellas, como lo ha venido construyendo cierto pensamiento progresista desde hace unos 300 años. 
En el relato de First Reformed nos encontramos con una belleza poética/filosófica que da carácter y firmeza al film. Un film de Paul Schrader, escritor de la tan mencionada Taxi driver (1976). Entre los elementos aurorales de Schrader encontramos, en sintonía con la cinta dirigida por Scorsese, la presencia del diario, las pretensiones heroicas perversas del protagonista, y la dualidad o puesta en escena de dos 
 personajes femeninos que entran en conflicto (contacto) con el protagonista.
Podríamos hablar de una de las películas más importantes de la década pasada, de un simbolismo sobresaliente, una suma teológica imponente, y de una claridad y fácil acercamiento por su tratamiento desde la primera historia. 
A continuación presentamos el análisis de algunos de los planos indispensables del film. Debajo del texto encontrarán el plano correspondiente a lo que se escribe.



La película abre con un zoom in hasta dejarnos en un primer plano la 'first reformed'. La Iglesia se alza hacia el cielo cual axis mundi, como un eje vertical. Esta transición, o escena, queda autoralmente completa con la firma de Paul Schrader en cursiva.

El plano pierde el horizonte cuando el personaje de Ethan Hawke llega a casa de Mary y Michael. El plano está inclinado como símbolo de la perturbación que hay en el hogar, de que algo no está bien, de lo cual Inmediatamente nos enteraremos una vez en la casa, y ya como confirmación de un primer indicio dado en la plática que el matrimonio sostiene por vez primera en la Iglesia con Toller.

Durante la conversación entre Toller y Michael, el plano se nos muestra abierto y poco cálido. Los dos personajes se encuentran en polos opuestos de la pantalla, como no teniendo algo en común. Este vacío entre Toller y Michael se ve incrementado por el marco de la puerta que se abre hacia un espacio un tanto más abierto como lo es la casa y la ventana que proporciona un foco de luz.
Esta situación solo cambiará cuando ambos encuentran un tema de preocupación y ocupación en común: la tierra. Cuando esta conexión se da, este plano de la conversación se abandona y pasamanos a una conversación plano contra plano.

La Iglesia permanece iluminada ante la oscuridad del mundo, literal y simbólicamente. Su altura dotada de luz salta a nuestros ojos por sobre lo negro de la noche. Simbólicamente el plano o fondo oscuro representa el cosmos: aquí vemos la Iglesia por sobre el cosmos o mundo que el film plantea. Es la dualidad de colores por antonomasia: blanco y negro: el Ying Yang, el juego de ajedrez; el bien y el mal.

Los souvenirs son parte del sostén de la Iglesia, y estos se ofrecen a sus visitantes. Esta es una escena no menor. De entre los artículos que el joven observa se encuentra una gorra, y con la cual veremos al joven salir de la Iglesia puesta sobre la cabeza. El reverendo le comenta que la gorra es unitalla, que es para todos, y aquí la importancia simbólica de esta escena y este plano: la gorra como símbolo de las enseñanzas, visión del mundo y mentalidad que la Iglesia sostiene ante el mundo, una mentalidad que es para todos (unitalla), como la gorra que se coloca en la cabeza, la cual guarda la mente.

A partir de aquí es cuando Toller comienza sus investigaciones sobre el trabajo activista de Michael, sus indagaciones sobre la industria de Balq y la Abundant life. Una primera sangre que marca un inicio o detonante en el film. La sangre es utilizada de manera simbólica pasando a ser una representación tanto de sacrificio (suicidio) como de, repetimos, un detonante, algo de lo cual una vez mostrada en pantalla (derramada), no hay vuelta atrás; un elemento sagrado de génesis. A partir de aquí la crisis de fe de Toller se vuelve más que evidente.

Luego del suicidio de Michael, el reverendo visita a Mary. El plano es similar al mostrado durante la primera parte de la conversación que sostuvieron Toller y Michael; un plano poco cálido, con los personajes en polos opuestos, aunque en esta ocasión el plano es un poco más cerrado, pues es una progresión en zoom in, similar a la del inicio. El elemento de la ventana opera de la misa forma, abriendo el fondo y proporcionando luz.
Otro plano similar es el de la visita de Toller al médico: un plano frío y distante, poco emotivo. También lo dejamos aquí abajo.
La belleza sacra que la película venía construyendo aquí se ve sustituida en contrapunto por la fealdad del mundo de afuera, un lugar contaminado y poco agraciado, queriendo ser endulzado por el coro de la ya pervertida Abundant life. Es una escena de contrastes, pues en suma a esto se lleva a cabo el funeral y el esparcimiento de las cenizas de Michael al lago que compone la escena, un lago de aguas sucias, pervertidas. Este es el mundo de afuera, de aguas sucias y tierras yermas; simbólicamente el agua es la vida y la tierra la madre y proveedora de alimentos. Por sobre este mundo se alza Toller y Mary, arquetipos de otro mundo, uno sacro. La base roja entra en sintonía con la sangre derramada.
Tarantino hace uso de esta misma técnica en Once upon a tiene un Hollywood (2019), contrastando el mundo de Dicaprio y Pitt con el de los hippies que se pasean entre basura y visten fuera de las convenciones de higiene.
Cuando el reverendo Toller entra en la Abundant Life luego de descubrir sus bases y fines económicos y políticos en pro de la industria de Balq, el plano se nos revela en un picado que nos muestra el nombre de la Abundant Life al reverso, representando lo que ya sabemos: su perversión; y al personaje de Ethan Hawke en contracorriente, pero de acuerdo a la orientación del plano (diestramente). Este tapete de la Abundant life se muestra al revés de acuerdo a la orientación del plano como símbolo de lo siniestro de su organización.

Este joven es representación de la terquedad que invade las instituciones sagradas. Es un cuestionar todo, pero no con fines de aprendizaje o reflexión, sino con saña, con malas intenciones; el estar y no querer estar. Como en su playera se simboliza, es solo una apariencia inquisitiva, que no interrogativa, provocadora antes que comprensiva. En su playera se observa solo el marco de una Iglesia, así como él es tan solo un marco de fe, que por dentro está vacío.

A esta frase, o sentencia primordial, un tanto pasiva, se le agrega al final, casi vacilante e improvisadamente, más cercano al acto del genio, el signo de interrogación, volviendo una frase llana y catedrática en una pregunta crítica y reveladora.

La separación entre Toller y Esther se lleva a cabo en una escalera, en un eje vertical. 
La escalera, que sirve para conectar personas, aquí es empleada como eje de separación. Justo en medio de la escalera cada personaje tomará un rumbo distinto, se separaran en un punto medio (la mitad de la escalera) de un eje vertical. Desde luego Toller será quien descienda.

En esta escena el reverendo Toller cita Revelación 11:18, mientras recoge la hierba del jardín. "Las naciones se enfurecieron. Pero tu ira vino, y el momento para que los muertos sean juzgados, y para recompensar a tus sirvientes y profetas y santos, y para los que temen tu nombre, tanto pequeños como grandes, y para destruir a los destructores de la tierra".
Un bello plano al atardecer cubierto de color púrpura previo a la decisión final del reverendo. El color púrpura representa la vida y la sangre. Toller estará dispuesto a dar su vida en un acto suicida de desesperación, y terminará dando su sangre como evidencia de arrepentí y de purificación. 
La fotografía debe estar al servicio de la narrativa, y en esta escena cumple con su función no solo técnica (hacer que el plano se vea bonito) sino simbólica (dar sentido).

La única escena contra la cual podemos recriminar, pues la consideramos el único fallo de esta obra maestra, que podría poner en duda el título que le hemos dado. 
Esto es realismo mágico, el cual viene a desequilibrar lo construido, a interferir en la maestría del relato: levitaciones y, de fondo, una (horrenda) pantalla verde con secuencias aleatorias. Esto es escapismo, sea la película que fuere. 
En el espejo siempre vemos al otro, al otro yo. Nos vemos siempre al revés, de una manera siniestra, pues la diestra somos nosotros. Este plano es apocalíptico en el film, pues es la declaración de ese otro Toller, un Toller ya no en servicio sagrado, sino en un interés radical y suicida. Ese otro Toller se manifiesta y comienza su excurso luego de ser declarado en el espejo y con el apagar de la bombilla, de la lux. Luego de este plano comienzan las maquinaciones de ese otro Toller.

Un símbolo más de entre la lucha del bien y el mal en el film. Aquí un plano simbólico más interior, referente a la salud del reverendo Toller. El whisky (un mal para él) se ve mezclado con el medicamento rosa estomacal (un bien de curación). El jarabe se pervierte al entrar en contacto con el whisky, y el whisky se enmascara al mezclarse con el jarabe. Uno de los planos más importantes del film; un símbolo de la lucha interna de nuestro protagonista (el bien y el mal). El vaso desde luego es el cuerpo. Esta lucha interna, espiritual, se materializa y encuentra su metáfora, o descanso realista, sobre objetos materiales de segundo orden (un vaso, whisky o bebida espirituosa, y un medicamento). Así opera lo simbólico en el cine. Así narra Schrader.

Esta escena queda resumida en este plano, y este plano queda sintetizado en 2 Pedro 2:1: "Hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructoras y hasta negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina". El falso pastor Joel, representando su congregación pervertida, dando la espalda a Toller.

Toller ve a Mary entrar en la Iglesia. El encuadre que utiliza Schrader es por demás compuesto. A Toller se le ve desde fuera, detrás de un cristal y enmarcado por los ejes de la ventana, quedando así Toller en un tercio, el central, del plano. Los tres ejes de la ventana dan forma a dos cruces, como las que Toller lleva en sus hombros, a la vez que contrastan por su color.
Mary llegando a la Iglesia. Esta vez el plano es desde dentro, en subjetiva, sirviéndose de la ventana y sus divisiones para enmarcar el plano, como en el anterior. Para entrar en la Iglesia Mary debe subir, ascender; debe cruzar un claro eje vertical, que en su inicio está compuesto de dos columnas adornadas con flores, y que termina en una puerta que da al interior. Un representación de la Jerusalén celestial. A su vez, Mary lleva puesto sobre la cabeza un gorro, representación del velo sagrado tradicional.
Debajo de su vestimenta Toller oculta el chaleco bomba con el cual planea explotar en la Iglesia. Su plan se ve frustrado y decide abortarlo luego de ver por la ventana a Mary entrar en la iglesia. 
Toller cancela su plan suicida siniestro luego de ver a Mary (María) entrar en la Iglesia, y esto es genial: la Virgen María adentrándose en la nave impidiendo que su Iglesia sea manchada de sangre. Otro de los planos simbólicos centrales en el film. El arrepentimiento en escena.

Nuevamente el espejo. Es ante el espejo que ese otro Toller abandona la pantalla y vuelve el reverendo, en un acto de autocastigo, de purificación. Esta es la segunda escena en la que vemos sangre brotando de un cuerpo, la primera fue con el suicidio de Michael. Si antes portaba un chaleco bomba, ahora porta algo similar a ese chaleco, pero con alambres. Hay una vestimenta de suicida (el chaleco bomba), y otra de castigo (los alambres, que son similares a la corona de espinas), así como el traje de reverendo el cual puede ocultar ambas. La sangre brota del cuerpo de Toller y Toller vuelve a cobrar conciencia de lo sagrado, de su oficio y de cómo lo ha traicionado. Recordemos que esto se da luego de ver por la ventana a Mary entrar en la Iglesia.

El reverendo ya lleva debajo su chaleco de castigo, de alambres, y la sangre brota de su cuerpo manchando su vestimenta blanca. Esto es símil de acuerdo a la primer escena de sangre: Michael muerto y su sangre sobre la nieve blanca. Toller se ve en medio del plano, estando en sus extremos el vaso de whisky y la botella de lo que parece ser aceite. Toller cambia los líquidos, reemplazando el whisky del vaso por el aceite. Toller viene de la enmarcación con fondo oscuro.
En otro acto suicida, el reverendo querrá beber del aceite, siendo está acción frustrada por la aparición de Mary. El vaso cae de sus manos y se entrega a Mary. 
Esta parte la podemos comparara con el relato bíblico de la última noche de Cristo de Mateo 26:39, en el cual Cristo decía (a Dios) "si es posible, pasa (remueve o no me hagas beber, de acuerdo a diferentes traducciones) de mí esta copa". Al final esta copa pasa de Toller gracias a la presencia de Mary.
Como hemos visto, parte de la belleza del film descansa sobre la fotografía al servicio de la narrativa. Aquí vemos a Mary entrando a salvar a Toller. Mary se encuentra al centro del plano, en la esquina de la habitación que abre sus dos ejes y sostiene dos enmarcaciones más: la ventana y la puerta por donde ella entra. 
Esta misma belleza se puede apreciar en un plano que dejamos adjunto aquí abajo. Enmarcaciones y puertas.
La última escena es una escanea dantesca, circular, tanto por el movimiento de la cámara que es en rotación de acuerdo a Toller y Mary, y por el cierre circular, o redondo, del film.
La cámara va en círculos, estando al centro Mary y Toller; los abrazamos con ese movimiento y nos volvemos cómplices del relato. Algo similar ocurre en Titanic (1997) de James Cameron, en Carrie (1976) de De Palma o en Spiderman 2 (2004) de Sam Raimi.


Escribe, Amisadai Domínguez.

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