Black Widow y la larga tradición del doble en Hollywood.

 

 




Black Widow y la larga tradición del doble en Hollywood.


 Desde "El estudiante de Praga" hasta el Universo Cinematográfico de Marvel.

 

πόλεμος πάντων μὲν πατήρ ἐστι

Ἡράκλειτος

 

Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit

Plauto

 

 Con cierta dosis de sorpresa un colega se preguntaba el por qué no se realizaba en esta época un remake de una historia tan asombrosa como la que se cuenta en aquel film alemán llamado ‘El estudiante de Praga’ (‘Der Student von Prag’, Stellan Rye y Paul Wegener, 1913). Dicha película del cine mudo adapta una historia fantástica de Edgar Allan Poe llamada William Wilson e introduce el tema del doble dentro del cine; ésta figura está presente como una constante en esa ecuación llamada cultura occidental, la literatura hizo del suplantador y del gemelo demoniaco un tema que puede ser operado en el amplio espectro que va de la comedia a la tragedia. Plauto, el célebre comediógrafo, recupera para la literatura latina por medio de su obra Anfitrión, la figura del suplantador idéntico con el objeto de llevar a cabo los fines más bajos. Sin duda, el mito del doble y su reflejo, es un engrane que mueve ese profundo proyecto dualista griego, ese pensamiento debió de tener en mente Nietzsche cuando afirmó acerca de lo dionisiaco y lo apolineo en el Espíritu de la tragedia:

 

“Mucho es lo que habremos ganado para la ciencia estética cuando hayamos llegado a la intelección lógica, así como también a la seguridad inmediata de la intuición de que el desarrollo del arte está ligado a la duplicidad de lo apolíneo y de lo dionisiaco…” “de modo similar a como la generación depende de la dualidad de los sexos...”.





Esta afirmación reverbera como en onda expansiva en todo el arte de occidente hasta la trans modernidad, el cine por tanto, no es la excepción. El cinematógrafo en sí mismo, desde su anticipación como aparato óptico y logro tecnológico, es producido a partir del dispositivo llamado linterna mágica como una curiosidad que permite proyectar y desdoblar a través de la imagen una parte del sí mismo. Como si el proyector llegara a convertirse en ese mismo doble en cuanto a la imagen que se nos ha plasmado, desdoblando la luz y regresándonos una imagen de lo “ya visto”, pero no recordado. En la doctrina platónica socrática de las reminiscencias, la realidad misma es un desdoblamiento de esa otra realidad real del mundo de las ideas; es decir, nuestro mundo es una proyección “plana” de aquel. Acceder a esa otredad pareciera el fin último de occidente a partir del romanticismo y esa desesperada labor vino de la mano de la locura, el terror y el opio; el reflejo perdido solo podía ser ubicado a partir de la repetición incesante, es a partir del arte como copia y su posibilidad de reproducción que el doble se convirtió en la búsqueda de la identidad. Robert Louis Stevenson en El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr Hyde, nos coloca de frente al nuevo paradigma, no solo literario, sino también psicosocial: el tratamiento del doble a partir de la búsqueda científica y la obsesión por encontrar nuevas experiencias a partir de la síntesis química de sustancias psicoactivas, lo cual tiene como único trasfondo la recuperación del Edén y su incesante placer. Ese retorno a lo sagrado no tiene fin ni vuelta.  Ese horror victoriano fue la base que sirvió de plataforma a lo que hoy llamamos cine fantástico.

 


A partir de aquí damos una vuelta sin retorno, el cine mismo es el doble de la civilización misma, por tanto nos adherimos a la opinión de Gubern cuando afirmaba:

“El cine no ha sido tanto un espejo de la sociedad, como habitualmente se pretende, sino la sociedad un espejo del cine”.

Por tanto, no es necesario repetir una historia que ya es dada de si como cura a la mentalidad de occidente, a fin de cuentas los pináculos de nuestra civilización se construyeron a partir de una dualidad originaria, nuestro ἀρχή está construido sobre las espaldas de Rómulo y Remo.

La tradición vitalicia del doble es justamente la que nos ocupa, a fin de cuentas el cine a través el tiempo se ha encargado de actualizar el tema del doble, no solo en Vértigo por ejemplo; prácticamente en cada época se nos presenta este mismo mito de diferentes formas y experiencias. En este sentido Marvel Studios desde que apertura su Universo cinematográfico con Iron Man ha utilizado este recurso y tema como fórmula cinematográfica, en cada cinta y en cada escena es la historia de la oposición de un héroe frente a un villano que tiene y es su fiel reflejo, pero de forma negativa, sin duda es justamente en Iron Man donde se presentó con grandes resultados y en Black Panther el lugar común es más que obvio.



Sin duda esa fórmula ha llevado al MCU  a un resultado económico sin precedentes en el cine mundial. Regurgitando una y otra vez un sentido que ya aparece cansado y anodino en su más reciente producción, me refiero a Black Widow.

En esta película el villano, el Task Master es justamente un personaje que entre sus variadas y temibles características logra copiar en espejo cada movimiento y mueca de su contrincante. De esta manera se refleja un cansancio ya visible en la audiencia fanática de este tipo de cine, Black Widow representa una caída de dicha fórmula, el público comenzó a incomodarse ya de este recurso.

De todas las películas es ésta justamente la que ha llevado la fórmula a su nivel más extremo. Si hiciéramos esa labor pueril y desencantada de colocar a cada villano del MCU con su correspondiente “súper héroe” vamos a observar que se cumple este proceso como mantra en cada cinta.

Este desarrollo simétrico contiene una falla de origen: conforme pasa el tiempo va evidenciando su vicio. El tema del doble está siendo planteado de forma cada vez más alegórica y está convirtiendo la mejor tradición de occidente en la vulgarización estética que nos refleja como en el retrato de Dorian Gray la imagen más decadente de nuestra sociedad:

Una atrofia del gusto…

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