Dune (2021) Una alegoría socio-política.
UNA ALEGORÍA
SOCIO-POLÍTICA DEL CONFLICTO ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE POR EL PETROLEO ADEREZADA CON UN EXTRAÑO MESIANISMO.
Pero, ¿qué tiene que ver Atenas con Jerusalén? ¿Qué relación hay entre
la Academia y la Iglesia? ¿Qué tienen que ver los herejes y los cristianos?
Tertuliano
de Cartago.
Dune es considerada una
obra de culto. Tiene una legión de
fans que son auténticos seguidores de la visión y conceptos de su autor Frank
Herbert. Podemos rastrear su influencia
en varias películas del género, sin duda George Lucas tenia este texto en la
cabecera cuando plasmó Star Wars y su parafernalia espacial y medieval. A
partir de aquí la ciencia ficción sirve también para alegorizar en lo
fantástico la realidad social, política y económica de nuestro tiempo. Es aquí
donde aparece en escena un pensador fundamental que con sus conceptos ha
influido de forma sobresaliente a toda una generación de escritores, me refiero
a Joseph Campbell y su afán estructuralista para explicar el mito y el héroe.
En sus estudios brinda conceptos como el de “monomito”, en el que piensa una
estructura casi ósea del mito reduciéndolo a un esquema que quita todo lo
orgánico del relato antiguo y sus formas.
El
zeit
geist del siglo XX está marcado por visiones estructuradas y
totalizadoras que devienen en totalizantes. Es entonces que los escritores de
nuestro tiempo, y en consecuencia también del cine, apegados a esas tendencias, construyen sus relatos a partir de estos rígidos esquemas, exempli gratia tenemos la historia de Dune que nos presenta al mito
del héroe a partir de la configuración que propone Campbell en su texto El héroe de las mil caras.
Esta
obra propone una teoría a partir de una serie de conceptos psicoanalíticos y
apunta al arquetipo del héroe, en el
cual observa una similitud y correspondencia entre personajes de la antigüedad
estructurando un común denominador de elementos a lo que se define como monomito. Diseña a su vez una estructura
de elementos comunes a estos personajes con lo cual hace un esquema que se nombra
“el camino del héroe” o periplo a través del cual explica con elementos
freudianos los motivos del semidiós. Por supuesto que a partir de aquí este
libro influye a una serie de creadores que piensan el relato a partir de una
mixtificación y mitificación de las diversas tradiciones sagradas tratando de
identificar y unificar diferentes formas de narración reduciéndolos a un mismo ἀρχή,
a un mismo topos y a un mismo ἔσχᾰτος .
Como
si todo lo escrito y pensado en la antigüedad fuera a parar al mismo saco. Es
aquí donde Buda, Jesús, Horus, Heracles, Osiris, Dionisio, Krishna, entre
otros, caben y se corresponden en el mismo deseo del ser. Sin tomar en cuenta
los diversos contextos históricos y culturales de las múltiples cosmovisiones
que han poblado el mundo. Para la visión de Campbell lo mesiánico y lo mítico
forman parte del mismo origen y fin
En
esa visión reduccionista de los relatos de diferentes culturas todo es mito, y
extrapola la visión griega a todas las demás. Por eso no les es extraño a
ustedes, los que leen, decir un sinsentido como la “mitología azteca”, o la “mitología
babilónica” o “egipcia”, inclusive llegar a pensar el relato de la creación de Adán y Eva como un “mito”. Cuando el mito pertenece y es dado únicamente a
partir de una época de las diferentes formas de pensar que se gestaron entre
diversas tradiciones de las ciudades-estado griegas. O peor aún, se habla de conceptos
sin absoluto sentido como “la filosofía hindú”. Es entonces que el lenguaje y
la visión de la antigüedad se concentran en un mismo acto, como si se tratase
de uno y lo mismo. En el estudio filológico se observan rasgos comunes a
lenguas indo europeas, pero el conjunto de relatos, aunque se parezcan, no son
lo mismo
Luego
entonces a partir de los años cincuenta hasta nuestros penosos días comienzan a
surgir novelas y películas que se aferran a estos conceptos como sanguijuelas y
construyen sus historias a partir de retazos de diferentes cosmovisiones. Esta tendencia se comenzó a gestar a partir de la segunda guerra mundial en
escritores como Tolkien. Ya para los años sesenta prácticamente los best
sellers siguieron este camino, y vemos resultados tan verdaderamente alegóricos
y oníricos pseudo sagrados como El Topo de Jodorowsky, donde también aparece el
desierto como escenario, por cierto, y vemos un collage de visiones
estructuradas a partir de esa mezcla sectaria de tradiciones.
Para
ellos los ritos de sociedades de diferentes lugares espacio-temporales son y se
pertenecen en un solo corpus. Este
trabajo me recuerda a los gnósticos de los primeros siglos que partiendo de
diferentes presupuestos construyeron una pseudo religión usando tradiciones y
visiones donde cabían en un mismo rito el neoplatonismo, el zoroastrismo, el cristianismo
y el judaísmo.
Los realizadores se apegan
a esta forma de crear y pensar totalmente maniqueísta, no es de extrañar que Villeneuve a partir de este escenario toma la ya de por si insoportable Dune y construye
una pseudo película a partir de meros decorados con actores que son en la misma
proporción mediáticos y mediocres. Pertenecen a esa medianía que encanta a las
mayorías.
Este
estructuralismo en el cine nos brinda productos muy comunes y verdaderos
pastiches comerciales como Dune, relato que pretende alegorizar el conflicto
entre grandes grupos de poder: occidente luchando por la posesión de las tierras
desérticas que contienen un combustible poderoso explotado por unos casi
barbaros pobladores con hiyab. No es necesario aquí detallar lo que el escritor
infiere a partir de estos conceptos y más cuando los hace evidentes en
introducir temas como el de la “Yihad
Butleriana”.
Así mismo ese alegorismo pobre nos resulta
incomprensible por la identificación mediterránea entre los Atreides y su
pasado "homérico" reforzado por la idea del Viejo duque y su afición por la tauromaquia.
Aquí ya observamos una falta de entendimiento entre la universalidad y lo
totalizante, como si lo que se pensara en Atenas fuera lo mismo que se pensara en Jerusalén.
No es de extrañar que ante ese esteticismo de lo mesiánico la política moderna
es una liturgia que ha perdido todo sentido y significado. El reto de las
nuevas generaciones y autores cinematográficos es la de re-imaginar el arte
desde lo simbólico y evitar el desagrado que significa regurgitar bodrios como
esta última película donde la ciencia ficción parece dar sus últimos respiros.
Nota Bene: Si quieren
indagar más en los temas arabescos y occidentales de Dune, revisen a detalle la
cantidad de nombres y palabras de origen árabe en toda la saga. Así se llegará
a esa comprensión “enciclopédica” de las alegorías de lo árabe de las cuales está
plagada esta saga. Pareciera que su "autor" pretende enseñarnos una forzosa unión
hipostática entre lo musulmán y lo occidental. Aquí la dejo.
Escribe, Iván González.
Comentarios
Publicar un comentario