'De monarchia' y los 700 de Dante Alighieri

      

      De Monarchia y los 700 de Dante Alighieri.

El 14 de Septiembre de 2021 se realizaron diversos eventos para conmemorar al poeta supremo, que cumplió 700 años de muerto; me refiero al gran Dante Alighieri. Hoy vamos a abordar uno de sus textos llamado De Monarchia o “De la monarquía”, bajo el marco de estas celebraciones. Un texto que a la vista de la modernidad podemos considerar de teología política.

La filosofía y teología de la mal llamada “Edad media” (en otro momento me permitiré escribir porque está mal dicho “edad media”) están montadas siempre sobre la base de una metáfora, de la alegoría, de la imagen y del simbolismo. Todo es metáfora, imagen y símbolo. No asumido el andamiaje, el edificio queda inconcluso. Este andamiaje es heredado al también llamado renacimiento, la palabra misma “renacimiento” es una categoría teológica, lo nuevo, lo que nace de nuevo, lo que es nacido del Espíritu. El centro de este texto político fundamental es la civitas y de cómo el hombre habita en ella, por tanto vamos a observar tres temas cardinales: y aquí cito el texto a detalle en una de sus traducciones al español.

“En primer lugar se pregunta si la Monarquía es necesaria para el bien del mundo; en segundo lugar, si el pueblo romano se atribuyó de iure (legítimamente) a sí mismo el gobierno monárquico; y, en tercer lugar, si la autoridad del Monarca depende de Dios directamente o de un tercero, ministro o vicario suyo.”

Abordemos la cuestión prima: Dante va a afirmar en el primer capítulo del texto, que la monarquía es necesaria para el orden del mundo, se apega al texto Política de Aristóteles al afirmar que es mejor a que gobierne uno a que gobiernen muchos. Es por tanto, mejor el poder sujeto a un solo Monarca. La unidad política como imagen de la unidad divina y el cosmos. Este paradigma político no solo está en la Biblia, o en la fórmula trinitaria, también lo vamos a observar en la Ilíada, por ejemplo, lugar de donde seguro la toma Aristóteles:

“Y, si queréis, haced esta prueba, oh dioses, para que os convenzáis. Suspended del cielo áurea cadena, asíos todos, dioses y diosas, de la misma, y no os será posible arrastrar del cielo a la tierra a Zeus, árbitro supremo, por mucho que os fatiguéis; mas, si yo me resolviese a tirar de aquélla, os levantaría con la tierra y el mar, ataría un cabo de la cadena en la cumbre del Olimpo, y todo quedaría en el aire. Tan superior soy a los dioses y a los hombres.”

(Ilíada, Canto VIII, 8).

“¡Desdichado! Estate quieto y escucha a los que te aventajan en bravura; tú, débil a inepto para la guerra, no eres estimado ni en el combate ni en el consejo. Aquí no todos los aqueos podemos ser reyes; no es un bien la soberanía de muchos; uno solo príncipe, uno solo rey: aquél a quien el hijo del artero Crono ha dado cetro y leyes para que reine sobre nosotros.”

(Ilíada, Canto II, 204).


En el libro XII de la Metafísica es donde Aristóteles toma la cita sugestiva de la Ilíada :

“No es bueno el gobierno de muchos, uno solo debe ser el jefe.”

 Para Dante la Monarquía es la forma de gobierno más perfecta y necesaria, tal vez la única.

En este punto, en  de la Monarquía van a reverberar las palabras de Aristóteles en aquel célebre capítulo XII de la Metafísica, en el cual, el filósofo va a radicar el orden del cosmos por el gobierno de aquel motor inmóvil primero y del que procede todo; aquí convergen Aquino y Aristóteles, el texto de Dante es escolástico tanto como puede serlo.

En la cuestión segunda, Dante nos expone en el siguiente de tres capítulos, cómo ésta forma de gobierno monárquico, es una herencia de la nobleza del pueblo romano, atendiendo a su glorioso origen desde el gran Eneas y su espíritu noble. La herencia del pueblo troyano atestiguado en el capítulo II de la Eneida, es sin duda un texto lleno de una emotividad, de una poesía y de unas imágenes que siguen calando hondo en la consciencia de occidente. Roma es la heredera del gran Eneas y su tercera esposa Lavinia, por tanto, es Italia el corazón de la civilización europea. Dante observa la mano de Dios en este orden de la historia y por tanto es Dios que ha guiado al imperio romano para llevar paz al mundo (Dios dirige con su mano la historia y los pueblo paganos no son excepción), la historia de Roma es la disposición de la mano de Dios guiando los acontecimientos del mundo, por supuesto que ese providencialismo estará presente hasta bien entrado el siglo de las luces.

“Convenía, en efecto, que así obrara Aquel que previó todas las cosas desde la eternidad dentro de la belleza del orden, para que, al manifestar por milagros visibles lo invisible, se manifestase Él mismo en lo visible.” Escribe el poeta.

Este orden natural y divino imprescindible de la historia solo puede indicar lo siguiente:

“Por todo lo cual se nos demuestra suficientemente que el pueblo romano fue destinado por la naturaleza para imperar. Luego el pueblo romano sometió al orbe conforme a derecho y llegó así al Imperio.”

Aquí ya se nos dan claves de lo que vendría posteriormente en el texto mismo: el derecho como fundante del poder político civil.

El clímax de esta afirmación llega para legitimar con un argumento teológico la potestad del imperio romano, potestad otorgada por Dios, aquí encontramos la figura de la unidad de la humanidad en Cristo y como es redimida por el sacrificio vicario de Cristo, cuestión fundamental, puesto que el hijo del hombre debía ser juzgado por un poder legítimo para ser legítimamente condenado, el argumento creo que es claro, el juicio y la condenación a la crucifixión vino de Pilato, el vicario del Cesar en Judea, por tanto; el sacrificio de Cristo quedó legitimado por un poder real, por un poder real en todos los sentidos. Cristo fue juzgado por Roma, no por Asiria o Grecia. Ausonia es el poder legitimado en la tierra, el único imperio competente de la tierra. Imagen de ello en los tiempos de Dante, por supuesto es el Sacro Imperio Germánico.

El último capítulo de este texto es el más complejo, llenó de conceptos políticos que aún están presentes en la modernidad ¿de qué trata? muy bien así lo describe Dante: Ojo porque es una discusión fundamental de la Edad Media:

“…consiste en saber si la autoridad del Monarca romano, que es de derecho Monarca del mundo, como se ha probado en el libro II, depende inmediatamente de Dios, o bien de algún vicario o ministro suyo, por el que entiendo un sucesor de Pedro, que es en realidad el clavero del reino de los cielos.”

Su paradigma es la doctrina de las dos espadas y la cuestión de las donaciones de Constantino. Voy a profundizar:

Hay dos regímenes que están en pugna:

    Por un lado el poder temporal de los reyes y por otro el poder espiritual del Papa, por tanto, la pregunta es cuál legitima cual. La afirmación usual para la época es que el poder temporal, el poder de los reyes, es legitimado y está por debajo del poder del Papa, para Dante es inconcebible que el poder de la iglesia tenga primacía por el poder del imperio.

Dante está fundando la separación entre Iglesia y Estado.

    Está abriendo las puertas al renacimiento. Que digo abriéndolas, las está pateando.

Para Dante el fundamento de la Iglesia es Cristo como lo atestigua la Escritura, en cambio, el fundamento del imperio es el derecho humano. El derecho es fundante y legitimador del imperio civil, por tanto, la separación entre iglesia e imperio es fundamental para un mejor orden.

Hay un verso de la Comedía donde se observa la gran inquietud de Dante respecto a estas cuestiones:

"Roma, que reguló muy bien el mundo, indicó con dos soles dos caminos: el uno era el de Dios, del mundo el otro. Uno ha apagado el otro, pues la espada con el cayado se acabó mezclando, y con forzada unión, nada funciona, pues, si juntos están, ya no se temen; si no me crees, mira el resultado, que el árbol se conoce por el fruto."

"Hoy la Iglesia de Roma, en conclusión, por querer detentar ambos poderes, cae y enfanga la carga y la montura..."

(Divina Comedia, Purgatorio, XVI)

    Con Dante se concluye el ciclo terminal del tomismo político y se constituye un análisis del pensamiento político que desplaza el agustinianismo, introduciendo una nueva noción de naturaleza. La concepción política escolástica esta determinada por el motivo naturaleza/gracia, Dante con su texto desplaza; sin saberlo, el asentamiento de lo natural como un dominio con leyes propias y diferentes de las sobrenaturales; implicando esto, a su vez, que lo político adquiera esa misma independencia. Dante es un iusnaturalista puro.

 Ya comentamos que Dante fue un precursor del Renacimiento Italiano, por lo que su creación teórica esta estrechamente ligada al desarrollo histórico e ideológico del Regnum Italicum. Para ese momento, la división en comunas posterior a documentos, como los Dictatus Papae; significó el surgimiento de un crecimiento del poder feudal frente al papal; auspiciado por la activación comercial en toda el área del mediterráneo, estamos hablando de los principios y orígenes del modo de producción capitalista. Es el afianzamiento de la burguesía como centro de poder. En este rico contexto histórico la obra de Dante esta religada al naciente poderío de Florencia. En 1183 se reconoce la independencia de Florencia  con respecto al Sacro Imperio Germánico, después del cual se sucederán varias formas de gobierno con un predominio de los nobles. 

En el 1216 a causa de una división interna al interior de la nobleza provocó la aparición de dos grupos:  Güelfos y Guibelinos. Los primeros eran prestamistas del Papado y los segundos del Imperio Romano Germánico, razón por la que paulatinamente politizaron la rivalidad unos con la bandera del Papado y otros del Imperio; motivando grandes conflictos que terminaron con la victoria güelfa hacia fines del siglo XIII. Sin embargo, hacia el 1300 sobrevino la división del partido Güelfo al que pertenecía Dante, en dos grupos: Güelfos Blancos y Güelfos Negros. Esta contienda acabó con los Blancos en el exilio (entre ellos Dante) motivando el acercamiento a las posiciones del Imperio como forma de hacer frente al Papa y de retornar Florencia. En Dante este complejo proceso se vive con la redacción de su obra política conocida como De Monarchia.

La opera omnia de Dante  constituye una bisagra importante entre el pensamiento medieval y el moderno, razón por la cual sus reflexiones políticas, teológicas y poéticas conjugan amplios elementos escolásticos, cristianos, humanistas. históricos y apuestas críticas ante los mismos. El peso del bagaje crítico que conforma la obra de Dante es un fiel reflejo del movimiento renacentista que de manera embrionaria se formaba en el poeta florentino: admiración de la república, preocupación por la antigüedad romana, temáticas como la libertad, la nobleza, la virtud, el amor, la paz, etc. 

Desde la conformación de ciudades-repúblicas en el Regnum Italicum un tema recurrente motivó la posición política de estas ciudades ante un agente de poder externo a ellas: la libertad. Definida en el período como independencia del emperador y adhesión fiel de sus constituciones y formas  de gobierno, reaparece con gran importancia en el pensamiento político de Dante. Para Dante el centro de ese pensamiento es el libre albedrio como juicio volitivo autodeterminado alejado de los apetitos. Aquí se muestra una independencia en la voluntad del hombre con respecto al cielo. El libero arbitrio adquiere una dimensión propia que afianza la época del otoño medieval. 

Hermano, el mundo es ciego y tú de él vienes. Los que vivís dais la razón de todo tan sólo al cielo, como si él moviese  todas las cosas necesariamente. Si así fuese, abolido quedaría el libre arbitrio, y no sería justo que el bien diera alegría, y el mal pena. El cielo da principio a vuestros actos, no digo a todos, pero aunque así fuese, distinguir os es dado el bien y el mal y una voluntad libre, que, aunque pierda las primeras batallas con los astros,después, si bien se nutre, siempre vence. Sois libres, mas sujetos a más alta naturaleza, que es la de la mente, sustancia en que los astros nada pueden. La causa de que el mundo se desvíe hay que buscarla donde está: en vosotros,…”.

(Divina Comedia, Purgatorio, XVI).

Aquí lo fundamental es acerca del lugar político del Papa. El aristotelismo había resurgido un siglo antes, y gracias a ello, se muestra un desplazamiento hacia el naturalismo; en la que el monarca responde a la Ley natural y la ley divina. Por tanto, en el texto de la Monarquía también se observa una traza de averroísmo. Esta tendencia continuara de forma difusa, entre ley divina y ley natural, hasta que con la llegada de Maquiavelo se observa la posibilidad de una política real en la conformación del Estado moderno, libre de la Iglesia y de las cadenas morales. El príncipe será el centro del poder en ese nuevo paradigma político.

El estatus legal de Estado, como lo entendemos hoy en día, no sera posible, hasta la introducción de los conceptos de Sociedad Civil y Nación, elementos fundantes hasta el arribo del Contrato Social. Por supuesto que Dante ya no verá este nuevo escenario político, a él, solo le interesa legitimar una nueva forma de poder político frente a las pretensiones del papado. En la Ilustración, ya se encuentra el Estado como hoy lo conocemos, totalmente libre de Roma, la laicidad es uno de sus valores principales. Aquí surgirá la soberanía como nuevo centro. El fundamento de una secularización en Dante es la piedra sobre la que se fundaría el Estado futuro, la tolerancia religiosa será un legado de esta forma y la sociedad civil es la base de la armonía en las relaciones entre particulares. Dante trascendió en el pensamiento político moderno. La globalización, lo transnacional requieren de las necesidades del Imperio que avizoraba Danta: igualdad, paz, libertad y justicia 

 La abstracción del estado ostentado por el príncipe para convertirlo en status legal, dará origen a un concepto consumado de Estado al que faltará la introducción del concepto de Nación y Sociedad Civil para arribar a la idea que de él se tiene hoy en día. A Dante le preocupa fundar la legitimidad de una nueva forma de organización política por producirse históricamente y que él no pudo avizorar, para lo que requiere confrontarse a las pretensiones de poder temporal de la Iglesia Romana. Para la Ilustración está clara la existencia del Estado y su preocupación apunta a no inmiscuirlo.  Es decir, la política que de manera teórica y práctica se desarrolla en torno a la problemática del estado y la soberanía. No obstante, hay un plano común entre la fundación de una humanidad “secular” de Dante (sobre la que se habrá de fundar el futuro Estado) y la apelación de tolerancia entre las religiones a nivel de Sociedad Civil apoyados en el fondo común de un Estado neutral que propicia relaciones adecuadas entre Iglesias como lo es la relación entre particulares de dicha Sociedad Civil. Ese denominador común de conflicto, así como la idea de humanidad (de potencia intelectual: virtus intellectualis) constituyen las problemáticas en las que Dante trascendió largamente en el pensamiento político moderno. La organización globalizada y transnacional del mundo actual hace pensar también, no con anacronismo, en las fórmulas mundiales de poder propuestas por Dante junto con los imperativos que decía él, requería el Imperio: paz, justicia y libertad. Sin duda el mundo moderno es una parodia de lo que pensaron e imaginaron esos grandes pensadores en su sueño de un universalismo. 

GUILLERMO IVÁN GONZÁLEZ GARCÍA

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