True detective (2014): Dionysos (III)

True detective (2014): Dionysos (III)

In vino veritas, in aqua sanitas.

Plinio el Viejo. Naturalis historia XIV. p. 141.


1.- El Dios sin nombre.

La antítesis originaria esta delineada, por principio, en el relato del Génesis. Entre los dos Testamentos y columnas existe un arco desde las primeras líneas del relato de la creación hasta el evangelio según San Juan:

En el principio era el Verbo… En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella[1]

 

En las primeras palabras del libro primero de Moisés, uno de los actos de Yahvé-Elohim es la separación de la luz y las tinieblas; procede a nombrarlas: Día y Noche. Dicha división se extiende a las aguas inferiores y las superiores. Esta desunión quedará disuelta hasta el diluvio. Otra separación evidente es la antropológica, procede Yahvé en primera instancia, a crear a los animales y posteriormente al hombre como imago dei; el hombre en este sentido, es distinguido de lo animal. Y la diferencia esencial es operativa, no nos distinguen de los animales el lenguaje per se.  La distinción radical con ellos es la facultad de juicio adánica para nombrar al animal, potentia no registrada al día de hoy por bestia alguna. Toda intento de definir al hombre en esos membretes sin-sentido que pueblan la filosofía, por tanto, palidecen ante esa diferenciación originaria -desde el πολιτικὸν ζῷον hasta el Homo œconomicus- incluidas las más forzadas como la de “animal sabático” de Agamben[2]

El hombre como sujeto del lenguaje se distingue de lo animal, por tanto, todo intento de definir lo humano está condenado al fracaso. Esa facultad de Adán en la patria originaria lo constituye como el padre de la filosofía, tal como Walter Benjamín lo expone en  El origen del drama barroco Alemán:

La anamnesis platónica quizá no se halle muy alejada de este tipo de reminiscencia. Sólo que no se trata de una actualización intuitiva de imágenes; en la contemplación filosófica, por el contrario, desde lo más hondo de la realidad la idea se libera en cuanto palabra que reclama de nuevo su derecho a nombrar. Tal actitud no corresponde, sin embargo, a Platón, en última instancia, sino a Adán, el padre de los hombres y el padre de la filosofía [Benjamin Walter, Op. Cit., p. 5].

 

En ese horizonte identificamos siete momentos de esa conformación simbólica originaria, elementos a los que volveremos de forma permanente en el presente escrito dedicado a True Detective:

1.     Un Dios no nombrado.

2.     La anti-tesis entre la luz y las tinieblas.

3.     La diferenciación entre el hombre y los animales.

4.     La separación de las aguas superiores e inferiores

5.     El diluvio.

6.     El arca, el arco, la nave, el barco y la barca.

7.     Noé y el vino; Melquisedec y el racimo de uvas del valle del Escol.


Cuestiones no menores, pues todo principio acusa un final o en términos hermenéuticos: “…el final está enterrado en el principio”… Ese contrapunto, que es el contrapunto central del drama, nos revela el mundo como teathrum dei. Porque a fin de cuentas la historia de los hombres es un templo inacabado cuyo arquitecto es Dios, una viña con pocos obreros, un Gran Libro; del cual dice Marco Perilli a tenor de la Comedia y de En busca del tiempo perdido de Proust: “…leyendo desde hace tres mil páginas, a punto de llegar a la palabra Fin. El término está inscrito en el principio…[3].

Nuestra palabra Dios procede del latín Deus, existe en ello una amplia discusión entre filólogos y etimólogos con respecto a si este nominativo deriva del genitivo Zeus o del nominativo griego  Διός e inclusive del sustantivo θεός. Todas formas usadas entre latinos y griegos para referirse a las divinidades y númenes que pueblan su amplio panteón. Siendo Zeus-Júpiter el deus pater, de entre todas las demás deidades. Dicha forma nunca fue usada en la Torah para referirse al dios de los judíos, ellos usaron siempre la palabra El o el tetragramatón יהוה. En etimologías los parecidos nunca son casualidades, todas las formas indo-europeas derivan de dos raíces claras:

l. El latín deus está relacionado etimológicamente (y semánticamente) con divus y divinus. La raíz protoindoeuropea es *dyew‑ “cielo”, de donde también procede dies “día”.

2.- El griego θεός viene de la raíz indo-europea *dhes que refiere a lo sagrado.

El griego Διός (genitivo de Ζεύς) —aunque pueda parecer que hay etimología popular— sí está relacionado etimológicamente con deus; lo que sí es casual es la coincidencia exacta entre Διός y «dios»: la palabra española no desciende de la forma griega. Dejando de lado esa discusión profana, es bastante claro que todas tienen el mismo origen, igual que el devas hindú, todos absolutamente derivan de la raíz *deiwos, adjetivo que significa luz, brillante, lo diurno, cielo iluminado e inclusive lo solar.

Ya dijimos que los israelitas no usaron ninguna de esas palabras para referirse al Dios único. En el texto masorético hebreo, del primer libro de la Torah, aparece אֱלֹהִים Elohim y Elohim-Yahvé. Elohim deriva del ugarítico “El” que refiere a un Dios supremo. En todas las traducciones posteriores esa palabra es trasladada, en la Septuaginta por θεός, en la Vulgata por Deus y por derivación al español, en Dios. Más adelante vamos observar que el nombre Dionysos, comparte esa raíz, “Dio” deriva de Διός. Nombre por cierto, también de un miembro del sumo tribunal de Atenas convertido al cristianismo por la predicación del apóstol Pablo.[4]

El uso de la palabra Dios en la versión del Génesis —dentro de nuestras lenguas grecolatinas—  refieren no a un nominativo, sino a un genitivo. En ese caso particular, por lo menos inédito en otras culturas, ya que ese Dios permanece a través de la historia como no-nombrado, de nombre desconocido y siendo sólo “El que es”. Cuestión que ya causaba cierta extrañeza en las culturas vecinas mediterráneas.


2.- Una deidad extranjera.

Regresando a Dionysos, de todo el panteón grecolatino es el dios más exótico y ajeno a la cultura griega, en él se resumen una serie y una amplia variedad de deidades arborícolas, viníferas, vegetales y agrícolas de todo el mediterráneo. La etimología de su nombre es poco clara, sus epítomes son vastos, al igual que sus títulos. El origen de su culto acusa un origen arcaico y se ha remontado al Asia Menor, de procedencia Traco-Frigia, de hecho su correspondiente nombre entre los romanos deriva del griego Βάκχος, también de etimología incierta. Tanto Dionisos como Bákchos, remiten a una deidad antigua Traco-Frigia llamada Σαβάζιος, que tenía por título el nombre de βαγαϊος. Sea como fuere, Dionysos deriva de Deus y es un nombre que significa simplemente “El dios”. Su título Baco puediera tener origen ario, del que tenemos la palabra en sanscrito baksha: el devorador.

Remitir Dionysos de Διός no es difícil, en cambio, la palabra Nysos en mitos posteriores se referían a una montaña mítica de localización incierta, donde se supone Zeus lo oculto de una celosa Hera o los titanes, e inclusive el nombre de una isla o un personaje. Parece que podemos rastrear su origen hasta el frigio Zabazios, dios identificado con Zeus y con Dionysos, cuyo nombre comparte el mismo origen etimológico: Zios- Zeus- Theus- Deus-Dios. El culto a Zabazios rivalizaba con el de Deméter, la diosa de la tierra, y al igual que el de la Gran Diosa Madre era de carácter mistérico e iniciático. Dicha divinidad había otorgado la cerveza y el vino a la humanidad. La iconografía frigia remite a la de un hombre barbado con báculo de poder a caballo que mata a una serpiente. Observamos claramente dicha imagen en muchas antiguas esculturas y relieves de este héroe-dios frigio a caballo luchando contra el dragón y/o la serpiente como, figuras ctónicas. Dicha imagen siguen poblando Europa como la imagen de San Jorge e inclusive como San Miguel Arcángel.

Zabazio también se encuentra emparentado con Zagreo, otra deidad del vino griega de origen cretense relacionada con la muerte y resurrección. Dicha imagen de un dios a caballo pudo haber llegado desde Fenicia y más allá…

Existe una mención por demás interesante que nos deja Plutarco en Quaestiones convivales 671E, donde Plutarco habla de una fiesta de Baco, popular entre los judíos. La pregunta explícita en la Cuestión Sexta es: De quién es el dios de los judíos, la conversación entre Símaco, Merágenes  y otros; responde claramente que el dios de los judíos es “Dioniso”:

Pues bien, admirado Símaco por lo últimamente expuesto dijo: «¿Es que tú, Lamprias, a tu dios patrio,‘al dios del evohé, al agitador de mujeres, que florece entre honras delirantes, a Dioniso’, lo inscribes y encierras en las prácticas. ocultas de los hebreos? ¿O, en realidad, hay alguna razón que demuestre que es el mismo que aquél?» Y Merágenes, tomando la palabra, dijo: «Déjale, pues yo, que soy ateniense, te respondo y digo que no es otro, y la mayor parte de los testimonios en favor de esto se dicen y enseñan sólo a los que están iniciados entre nosotros en la celebración trienal de los grandes misterios, pero lo que de palabra no está prohibido relatar a amigos y, especialmente, a la hora del vino con los dones” [Plut. Quaest. conv. 671C-672B].

 

Después de elucubrar con etimologías extrañas proceden a emparentar el Sabbáth o puede ser también el Iahweh-Sabaoth (Dios de los ejércitos) con el Zabazio Frigio:

 ...y creo que la fiesta de los sábados tampoco carece de relación con Dioniso, pues muchos, incluso aún ahora, llaman Sabos  a los Bacantes y lanzan este grito cuando honran con orgías al dios, lo que, sin duda, se puede confirmar por Demóstenes y Menandro y no incorrectamente se podría decir que su nombre se debe a cierta agitación súbita que domina a los Bacantes” [Plut. Op Cit. 671C-672B].

 

También afirman que dichas celebraciones se denominan “tiendas” (σκενή), fiesta identificada con el “sucot” o fiesta de los Tabernáculos, la cual Flavio Josefo considera la más importante de los judíos[5] y cuyas prescripciones se establecen en el Levítico 33,39. Dicha festividad es agrícola y tiene que ver con la cosecha de uva y de grano. Es el término de un ciclo y en ellas existía júbilo, música y adornos con ramas que se agitan denominadas lu´lav, usadas hasta hoy. No es difícil reconocer en ellas aquellos tirsos de Dyonisos.

En la cábala esos lu´vav representan la buena cosecha y también al hombre —cuestión que en el cristianismo también prefigura a Jesús como segador en la vendimia­— imagen idéntica que nos brinda San Juan en el Apocalipsis:

Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. 

Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios” [Rv 14:14,2. RV 1960].

 

El vino y sus significados son relevantes en todas las culturas que rodean el Mediterráneo, por ello es que aquella deidad vinícola tenía un culto arraigado en estos extensos territorios. Las menciones a la vid están en varios lugares de la Escritura, las varas con uvas colgantes que los doce espías comandados por Caleb y Josué se trajeron del valle del Escol (Escol significa racimo), les hizo saber de la abundancia de aquella tierra prometida de miel y leche.[6].

Melquisedec, aquel Rey-Sacerdote-Profeta de Salem, bendijo a Abram usando esos dos principios sustentadores: pan y vino. Productos de la vid y el grano:

 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan  y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo [Gn 14:18,20].

 

En el mismo Génesis rastreamos las huellas de una figura paradigmática que guarda no pocas semejanzas con el dios del vino griego. En aquel texto se atribuye la invención del vino a Noé; el señor del vino nuevo, las bestias y el arca.


3.- El señor de las bestias.

Fue en el mítico monte Nysa ubicado en Asia, donde Dionysos inventó el vino, para después entregarle la vid a Eneo, característica que lo hizo famoso en todas las ciudades estado griegas.[7] Higinio en Fáb. 129, dice que habiéndose hospedado Dionysos en casa de Eneo, se enamoró de Altea; Eneo, al darse cuenta se ausentó y Dionysos engendró en Altea a Deyanira y agradecido le concedió el don de la vid, dando al vino el nombre de Eneo (oínos). Oἶνος es una palabra de origen arcaico de la que tenemos palabras como enoteca o enología, esa palabra eno podría inclusive ser de origen hebreo específicamente de  יָ֫יִן yáyin, la primera vez que se usa en la Biblia es en Génesis 9:20-21, para referirse a la embriaguez de Noé.

Después comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda.

 

En dicho relato observamos delineados perfectamente los elementos preponderantes de ese júbilo: lo agrícola, el carácter de celebración (puesto que la plantó después de sobrevivir a la destrucción del diluvio y la regeneración de la humanidad) y la embriaguez liberadora que produce desinhibición. El nombre mismo de Noé tiene que ver con este aspecto, ya que significa "el que da consuelo". Deriva del hebreo nuah, que significa el que alivia, da tranquilidad, reposo o como ya dijimos consuelo. También tiene que ver en como el arca se encuentra en estado de quietud después de quedar varada en la montaña. Dichos elementos están presentes en el vino, al que se le atribuye la verdad, la concordia, la paz, la celebración, entre sus elementos positivos. Al respecto, Walter Otto refiere lo siguiente a la figura de Noé:

Lo mismo pensaban los antiguos israelitas cuando referían cómo se apareció Noé entre los infelices hombres, ante cuyo nacimiento su padre exclamó: «Este nos traerá consuelo en nuestro trabajo y en las fatigas de nuestras manos mediante la agricultura que maldijo Yahvé». Y, tras el diluvio, este Noé plantó la primera viña.  Y así, del mismo suelo que solo permitía al hombre cosechar su pan con grandes fatigas y esfuerzos, brotó el milagro del consuelo, de la redención y de la dicha; el bebedizo que, según la costumbre israelita del duelo, se concede a los que padecen, y del que se dice (Prov 31, 6): «Dad la sidra al desfallecido/ y el vino a los de amargado ánimo./ ¡Beban, y olvídense de su necesidad,/ y de su miseria ya no se acuerden más!» [Otto, Walter. Dioniso,  p. 155].

 

La figura de Dionysos está relacionada con el periplo en su nave, sembrando la alegría y el terror. Es decir, con las dos caras del vino: la celebración y el frenesí. Se dice que al llegar a Icaria descubre que su barca no es apta para navegar y alquila a unos marineros para dirigirse a Naxos. Por tanto se marca el carácter viajero y su elemento preponderante a parte de la tierra: el agua:

Para cruzar de Icaria a Naxos alquiló una trirreme de piratas tirrenos. Estos, habiendo embarcado, con el propósito de venderlo pasaron de largo por Naxos y pusieron rumbo a Asia, pero Dioniso convirtió el mástil y los remos en serpientes y llenó el barco de yedra y sonido de flautas. Los piratas, enloquecidos, se arrojaron al mar y se transformaron en delfines de este modo los hombres comprendieron que era un dios y lo honraron [Apolodoro.Biblioteca. Liber iii. 5.3.].

 

Tema también del Himno Homérico a Dionysos, el dios se transforma en un león y hace aparecer a un oso, mientras mana vino a borbotones de la nave, ante el espanto de aquellos pobres piratas. De aquella portentosa verga colgaban vides y yedras.

Identificamos el elemento de las plantas trepadoras y húmedas como atributo del Dios, al igual que los animales. Por tanto el niño Dionysos, es la physis por naturaleza. Φύσις es el brote y su carácter expansivo tiene que ver con la semilla, el agua y la planta. Ese brote es la figura de los elementos preponderantes del culto dionisiaco: el falo, la planta húmeda, la jarra de vino que borbotea, el higo (entre otras frutas), la vid y el macho cabrío (entre otras bestias). De acuerdo a Virgilio, relata en Georgicas, que el cabrón masca la vid y la destruye. Cuestión que obliga a pensar acerca de su sacrificio ritual antes de la vendimia o después, usada la cabra también para limpiar los campos de vid de otras hierbas y de aquel sacrificio de cabrito en la leche de su madre que se prohibía a los israelitas en Deuteronomio 14:21. La cabra también con su rostro barbado recuerda la vid. El barco como falo en medio de la humedad y la unidad de las aguas inferiores-superiores en ese abrazo cósmico que fue el Diluvio Universal. Las bestias como parte común del entorno del dios del vino. El descenso de Dionysos para unirse con Ariadna en medio de la mar. El encuentro de dos humedades. Y por supuesto el carácter regenerador del agua: Noé como padre de una nueva generación de hombres y mujeres, que lo emparentan con otra máscara de Dionysos: Deucalión.

Deucalión es un personaje que funciona como un desdoblamiento de la figura de Dionysos, y ambos personajes, como un deslizamiento del Traco-Frigio Zabazius, el cual a su vez es un eco de dos personajes semíticos: el Dios innombrable del Génesis y de Noé. Dionysos puede manifestarse como león, toro y serpiente; animales del calendario tripartito: Primavera-Verano-Invierno (semejante a los tres niveles del arca de Noé). Relacionado también con las tres edades del hombre: Niño-Adulto-Viejo. Ya en un escrito anterior dedicado a la serie de True Detective mencionamos la relación de las fases lunares con la Diosa Blanca y las tres edades de la reina madre.  Dionysos viaja por todo el mundo en su carro-nave-arca con forma de luna nueva. Su historia con los piratas es un eco del periplo de Noé y sus bestias. Aquí el león, la sierpe y las demás bestias, son símbolos de epifanías estacionales. Estos elementos mito-poéticos sobreviven hasta nuestros días en el cine de Hollywood, como vehículo de dichos símbolos. En la película Rio Bravo (Howard Hawks, 1959) observamos a Dionysos y sus tres aspectos estacionales:

Dude (Dean Martín) recibe otra oportunidad de superar su alcoholemia. En dicho personaje reconocemos la locura y frenesí que implican la terrible manía del alcohol. Borrachón –como es apodado– se desdobla y reconoce a través de tres personajes que simbolizan las tres edades del hombre en el pueblo de Rio Bravo (el elemento acuoso-húmedo):

1.- El sheriff John T. Chance (John Wayne).

2.- Stumpy (Walter Brennnan).

3.- Ryan Colorado (Ricky Nelson).

Las tres edades representadas como el anciano-sabio-ingenioso Stumpy, el hombre fuerte Chance y el joven pretendiente para ser iniciado Colorado. Colorado no puede ser iniciado, ni entrar en el círculo, hasta la primer prueba que es la de auxiliar a Chance matando a un hombre de los Burdette. La pandilla Burdette también inicia a sus matones por medio de la entrega de una moneda de oro (símbolo de lo material, lo bajo, las regiones de Plutón, las fuerzas ctónicas, el capitalismo, etcétera). El elemento agua no solo se encuentra en el título de la película, también cuando los matones intentan ahogar (no en alcohol) sino en agua al ex beodo Dude. Él está dudando en volver a beber, el cambio alquímico se presenta en cuando logra calmar los temblores, logra vencer a Dionysos el trémulo…

Dejemos Hollywood y volvamos al mito del bosque sagrado de Grecia:

Zeus enojado por la perversidad de los hombres decide terminar con toda la progenie de la Edad de Bronce. Prometeo alerta a su hijo, el Rey de Ptía, que caerá un diluvio para exterminar a la humanidad. Deucalión construye un arca en la que se resguarda con Pirra. En dicho relato observamos, al igual que en el Génesis, a las aves simbólicas que representan los aspectos diurnos y nocturnos del recorrido del sol por la tierra: a la Paloma blanca con el laurel (símbolo de Apolo) y al tenebroso cuervo (símbolo de Dionysos).  Al bajar del arca, Deucalión y Pirra regeneran a la humanidad levantando hijos de Zeus de las piedras.


4.-Conclusión.

A través de la comparación, observamos que los elementos comunes de estas historias acusan un origen común. La imagen del arca está presente en otras dos culturas, en la egipcia donde el sol-Ra es acometido desde su barca por la serpiente de la oscuridad y en la Epopeya de Gilgamesh

La clave que resuelve la historia simbólica de Dionysos es el culto y la plantación de la vid por toda Europa, Asia y el norte de África. La ruta del vino comenzó en Canaán y la historia muestra que en efecto desde Fenicia pasó a todo el territorio Mediterráneo. Su cultivo mistérico en Grecia está relacionado con el Dios Apolo. En Delfos se celebraba a Dionisos como el aspecto oculto de Apolo. Cleantes el estoico escribe de acuerdo a Macrobio lo siguiente:

690 MACROBIO, Saturnales 1 18, 14 [S.VE 15461 Por eso escribe Cleantes que [Dióniso] recibió su nombre del verbo dianjsai [concluir], porque, con cotidiano ímpetu, desde el oriente hasta el ocaso, produciendo el día y la noche, concluye el curso del cielo 281 [1]

Dionysos, que aquí equivale a Apolo en cuanto éste se identifica con el sol, posiblemente por el hecho de que en el santuario de Delfos se identifica el culto del uno con el del otro (cf. M. NILSSON, A History of Greek Religion) . El verbo dianysó, dianitó o diano, que significa “concluir” o “llevar a cabo”, aparece ya en Hesíodo (Trabajos y días 635) con el sentido de “concluir un viaje o recorrido (por mar)”. Lo cual nos lleva a concluir que Dionysos es identificado con el sol que cada día recorre el ciclo celeste.

Dionyso-Sol es el Sol nocturno que recorre el hemisferio inferior, siendo Apolo el sol de día que recorre el hemisferio superior y como apuntamos líneas arriba, son tres las edades o estaciones de Dionyso: Niño, efebo y barbudo-anciano simbolizando los ciclos solares y las tres estaciones. Gobernando la potencia del brote como germinador, de ahí su doble carácter húmedo y cálido. Siendo la borrachera un exceso de humedad en el cuerpo.

Por tanto, el carro navalis de Baco-Dionysos es el arca de Noé, identificando las tres figuras: Noé, Deucalión y Dionysos, siendo estos dos últimos un deslizamiento de la figura de Noé. Que debido a la influencia de diferentes relatos se disgregó en diversas deidades locales.

Dyonisos es la imagen del hombre-dios que llega de afuera, que irrumpe en las fiestas e inaugura la celebración, nunca se baja de su carro-nave-arca, imagen de aquella cesta de mimbre en la que fue ocultado de niño. Instaura los cantos trágicos y las fiestas-celebraciones. Así, llega la época de carnaval, donde todo es máscaras. Se supone es el periodo de desenfreno orgiástico previo al comienzo de la primavera. En Roma se celebraban las lupercas en honor a la loba que amamantó a sus fundadores. Carnavalis tiene dos etimologías posibles, las cuales una no anula a la otra. La primera, más popular y no por ello la única,; sugiere que deriva de carne-valis, carne=carne y valis=adiós y/o levantar, retirar, elevar, quitar; por tanto “adiós a la carne”. O también, carne-vale, por tanto “se vale la carne. La menos popular y no por ello incorrecta o menos posible, derivaría carnaval de carrus navalis, aquella nave marítima con ruedas en la cual Baco llegaba de la mar a las ciudades, acompañado por su sequito

Por tanto, la antítesis original a la que queremos arribar es aquella entre lux y tenebras marcada en Génesis 1:4:

Et vidit Deus lucem quod esset bona et divisit Deus lucem ac tenebras.

 

Entre las dos aguas de Gn 1:7:

Et fecit Deus firmamentum divisitque aquas, quae erant sub firmamento, ab his, quae erant super firmamentum. Et factum est ita.

 

El principio regenerador del agua se encuentra presente en como el Espíritu-viento de Dios aleteaba entre las aguas y en el Diluvio posterior. Por tanto, el arca es el transito del ciclo total entre los hemisferios del recorrido que realiza el sol manteniendo el orden primordial entre las aguas inferiores y superiores. Por tanto,el arco se completa por medio del arca, el sol recorre completamente el ciclo. Dicha imagen representativa y simbólica se deslizaría entre los griegos de la siguiente manera: mientras esta en el hemisferio de abajo es el sol oculto Dionysos y mientras esta en el hemisferio superior es Apolo. Dos dioses que funcionan como contrarios y a su vez complementarios. Imagen y figura del símbolo como unidad polar.

El arco de Apolo es una reminiscencia del arco iris que aparece como señal del pacto entre el Dios Yavéh-Elohim y los hombres. Por tanto, Noé es el dador del vino que viaja por ambas regiones cabalgando su arca en ese lime con las bestias a bordo. El significado total es la oposición-complementariedad entre el sol ascendente Apolo y el sol descendente Dionysos como una reminiscencia de esta imagen oriental entre lux y tenebras que se mantiene hasta el día de hoy como fondo teológico y mito-poético de Occidente y más allá. Cuya imagen y memoria esta oculta en Dante y sus tres reinos ultra-mundanos y su periplo por ambos hemisferios como catábasis-anábasis. Es a través del color la iconografía y el simbolismo de los animales en el relato del Arca de Noé que perviven como fondo poético de Occidente y la muestra de las regiones superiores e inferiores.

En uno de tantos beatos, se conserva una lámina que ilustra el Arca de Noé, se trata del beato San Miguel de la Escalda que es el más antiguo, data del 926 d.C. El origen de dicha miniatura es un escrito de Gregorio de Elvira donde el arca se expone como figura y símbolo de la Iglesia. Gregorio identifica la nave con la Iglesia, Noé como Cristo, la paloma como símbolo del Espíritu Santo y el cuervo como señal de lo sombrío. Los siete sobrevivientes del arca como las siete Iglesias de Asia Menor y los tres niveles del arca con las jerarquías de la vida virtuosa. La disposición, por regla general, es mostrar a los humanos y a los animales domésticos en los pisos superiores y a los salvajes, en los inferiores.

El segundo piso del Beato de Gerona se halla dividido en dos partes: las aves a la izquierda –un gallo y tres pájaros indeterminados– y una pareja de conejos y serpientes a la derecha. El nivel siguiente no presenta divisiones, es un espacio corrido donde se muestran animales de género caprino y dos monos. El piso de abajo está ocupado por felinos, un oso y cánidos. Por último, en el nivel inferior hay un bóvido, dos équidos, una pareja de camellos y otros dos bóvidos, el más extremo simétrico del primero. Todas las bestias y sus niveles recuerdan dos imágenes: las bestias estacionales de las transformaciones de Dionysos y los niveles celestiales e infernales de Dante en la Comedia. Bajo el arca perecen ahogados doce impíos entre cinco montes inundados que recuerdan dos imágenes: los marinos piratas que se transforman en delfines en el mito de Dionysos y las regiones infernales de Dante. Los colores parecieran una serie de imágenes a forma de memoria que Dante usará postrer para la conformación poética del descenso y ascenso en su obra capital. Seguramente y previo a escribir el poema dicha imagen permaneció en la mente de Dante para construir  los niveles de virtud y castigo en los tres reinos.

En el extremo izquierdo de la miniatura aparece un cadáver picoteado en la mano por un cuervo, símbolo del impuro excluido de la salvación, y en el extremo derecho se ve un olivo, emergiendo de la inundación. Esta escena, presente en el arte y en la literatura desde el cristianismo primitivo, está basada en una variante anterior a la Vulgata de Gn 8:7, en que el cuervo enviado por Noé no regresa, porque, según algunos exegetas, se puso a comer los cuerpos de los ahogados.

Finalmente, la representación sincrónica del Diluvio –a través de los ahogados– y de la salvación de Noé –como muestra el regreso de la paloma se fundamenta en la tradición iconográfica más antigua. En esta miniatura, destaca un método de ilustración diagramático, esquemático y didáctico, que mantiene los principios y métodos primigenios de ilustración del libro, guardando el ideograma y el pictograma como esquema básico, siguiendo el concepto que el propio Beato tenía sobre el valor de las imágenes como elementos más aptos que el discurso para aprehender, en su totalidad, lo que la elocución sólo puede señalar de forma fragmentaria y opaca.

No veremos esa mezcla de elementos míticos y bíblicos hasta la Comedia dantesca. Donde en el Infierno veremos desfilar personajes míticos junto a personajes del Nuevo Testamento: Virgilio, Aracne, Judas y Satán conviviendo en el mismo espacio-tiempo. Quien no vea en el mito una prefiguración y simbolismo de los tiempos de la cosmovisión cristiana tiene una piedra de molino atada al cuello.

Noé como sombra de Cristo cumple de manera oculta con los tres temas capitales de Cristo: Sacerdote-Profeta-Rey. Sacerdote por que oficia un sacrificio, profeta porque hace pesar sobre sus hijos un sino y Rey como cabeza ascendente del Rey del Vino nuevo que gobierna después de dejar morir lo viejo. Tema que en los bosques de Europa de manera arcaica tienen que ver con el sacrificio del rey del invierno y la coronación del rey nuevo de la primavera. Noé es figura del capitán y del gobernador, con lo que también cumple con su cifra política: es el conductor con las manos en el timón, gobernar viene del latín gubernare y este a su vez del griego kyber-naein, nao=nave; por tanto, el que dirige la nave.

Los mitos análogos al Diluvio bíblico son básicamente dos: la Epopeya de Gilgamesh y el mito griego de Deucalión. Los dos son un eje que apuntan a las fiestas vendimiales del Vino y el año nuevo. En esa celebración había sacrificios y libaciones para asegurar la humedad por medio de lluvia. Deucalión significa “marinero del año nuevo”, Deucos-halieus. Pirra significa rojo brillante (vino), lo cual refiere la unidad sagrada y matrimonial, tal como Cristo convirtió el agua en vino en las bodas de Canaán. La embriaguez de Noé que provocó su desnudez y la maldición sobre sus hijos es una advertencia acerca de los peligros de la borrachera. Ciertamente a Noé no lo ahogó el Diluvio Universal, pero si el vino. Todo remite a dos principios fundamentales de la cosmología: la divinización de la dualidad y su rebajamiento hasta el dualismo más pernicioso. La dualidad convertida en dualismo.

La oposición entre los dionisiaco y lo apolíneo en la filosofía alemana es un renuevo de ese paradigma teológico. La sociedad técnica moderna y su orgía tecnológica son también una marca histórica de ese viejo fondo mito-poético, así lo advierte Jean Brun en El retorno de Dioniso:

El hombre de hoy, momento del hombre de siempre, se acopla tanto a todas las rabias por vivir como a los furores por morir. Hoy, gracias a los medios de comunicación, Dionisos ha envuelto el mundo de una red que hace a su vez de campo orgiástico. Porque no solamente los medios de comunicación vulgarizan el último grito de los cánceres de todo género y contribuyen a propagar los “más nimios fuegos de paja”, dan al público el sentimiento invencible que es necesario adoptar en las conductas más locas, las ideas más insensatas, bajo sospecha de padecer una esclerosis irremediable... 

Finalmente, Dionisos triunfa exigiendo de los hombres que no juzguen más, pero que acepten coger de todo porque la vida es un valor en sí misma.

 

Visón terriblemente cierta para los horrores que vivimos en la mal llamada civilización, que es la cima  de toda clase de excentricidades de las más excecrables. Nuestra sociedad cada vez se parece más a Dionysos: el delirio trans, darle voz a cuanto estúpido puebla las redes, el cine más extravagante, el arte sin-sentido, el erotismo descarnado, la crueldad, las drogas, la obsesión por el ludismo, el nudismo, la pornografía, la pornocracia,  la fiesta eterna, la desaparición de los tabúes, la falta de respeto a la ley,  la libido desatada, todo como aparato conformador de la sociedad actual.

 

Bajo esa luz no es extraño que Nietzsche opusiera a Dionysos el crucificado frente a Jesucristo. Con su exaltación a lo Dionisiaco y la tragedia como fundamento central de su propuesta filosófica y estética. Ese canto del macho cabrío es el último grito agónico de Occidente y la embriaguez de la voluntad, el último trance extático de la muerte de la humanidad caída. Es importante distinguir entre Dionysos y lo Dionisiaco; Dionysos como divinidad y lo Dionisiaco como Weltanschauung que degenera en ideología.

El misterio de la separación originaria que figura, por ejemplo, en el teriomorfo; entre el animal y el hombre; entre el día y la noche; entre esas divinidades sombrías y divinidades lumínicas. Son paralelismos que acusan una fuente común y no son más que ecos-variantes del principio fundamental del logos y el advenimiento del orden desde la nada.


5.- True Detective como imagen mito-poética de lo dionisiaco-apolíneo.                                 

Errol Childress es la viva imagen del hombre del bosque, aquel que se esconde en el fondo arborícola y esta arrebatado por el frenesí asesino del sacrificio. Así lo acusa su primer asesinato, donde Rust Cohle ve en ello una red de sacrificio ritual. Es la viva representación del rey del invierno dominado por la tenebras, lo que los psicoanalistas y gnósticos, ambos siempre charlatanes estafadores, llamarían “la sombra”. Los agujeros de la locura y lo lunático. La circunspección asesina como trasfondo de la violencia fragmentaria y "atávica". Dicha imagen es la del dios Pan que se refugia en los ruidos del bosque sembrando el pánico.

Representa el terror fantasmal enmascarado, que es aquello que Childress simboliza en las cicatrices de su rostro infernal y salvaje. Dichas estrías o marcas del rostro son una máscara – que inclusive en la serie dificultan su reconocimiento- y lo hacen parecer como un fantasma. El semblante laberíntico, fantasmal y salvaje de Childress lo remiten al aspecto pánico-dionisiaco del toro, animal relacionado con las fiestas Dionisias y sus desenfrenos. El toro es un animal dedicado a Dionysos y su aspecto fúrico recuerda su impulso bramador y violento. Cuestión que queda perfectamente simbolizada en la gordura u obesidad del Baco romano y su relación con la ballena, como símbolo de monstruosidad, tanto en el Leviatán como en el cachalote de Moby Dick. Imagen del homo homini lupus de Hobbes y sus reminiscencias en aquellos hombres salvajes de los bosques ocultos. Es también la figura de Teseo enfrentando al monstruoso minotauro en el laberinto.

El culto de Childress es marcadamente satánico y busca acelerar la presencia del Rey de Amarillo. Lo hace enmascarado a través de sus cicatrices, correspondiéndose con lo pánico y el culto al macho cabrío.

La oposición y complementariedad viene de la imagen del Detective Rust Cohle  en su carácter de sacerdote y guardián de la ley. Rust Cohle no está exento de oscuridad, pero es liberado a través de su consciencia en la cruz. Su ascenso es necesario para confrontar a Childress y matar al rey tenebroso del invierno, Cohle es el sol en ascenso que enfrenta al sol en descenso. Rust Cohle aparece coronado como rey solar simbólicamente en varios momentos:

Cohle y Martin se encargaran de destronar al acolito del rey amarillo. El amarillo verdoso es una cromática constante en toda la serie, la palidez es el color de Cohle. No esta libre de su carácter dionisiaco y tenébrico. En ciertos momentos de la serie Cohle pareciera ser el asesino más obvio, su carácter pesimista parece delatarlo.

La confrontación final entre lo lumínico y lo tenebroso, es la lucha entre lo epifánico y lo ausente, entre la luz y la oscuridad. Lo dorado solar contra lo amarillo aparente…

Rust Cohle dispara en el rostro-mascara de Childress, por medio de la chispa divina vence a la oscuridad y detiene el arribo del terror.


6.- El ciclo solar y la antítesis originaria como fundamento mito-poético de occidente.

… y me dio la vaga impresión, si es que en realidad fui capaz de pensar, de que se abrían los cimientos del mundo, y que había llegado el día de la disolución universal.

Poe, Edgar Allan. El relato de Arthur Gordon Pym , XX.

Sí, locos mortales, el diluvio de Noé no se ha terminado todavía; aún cubre dos tercios de este hermoso mundo.

Melville, Henry. Moby dick.


La antí-tesis originaria de oscuridad contra la luz, las fases del ciclo solar tri-anuales, el vino, el pan y el periplo de la nave son un mitologema constante en la música, poesía y literatura de todos los rincones del mundo. A veces ensuciados por lo alegórico y lo maniqueo. Los elementos e imágenes de estos símbolos los observamos en el arte y en lo sagrado.

            La única novela de Edgar Allan PoeEl relato de Arthur Gordon Pym, nos presenta, desde el principio hasta su fin abierto, los elementos siguientes:

1.- El barco, las canoas y timones.

2.- La borrachera y el vino que desde el inicio desatan una catástrofe en el navío Ariel.  Circunstancia que casi mata a Arthur Gordon Pym y a su compañero Augustus.

3.- Lo blanco y luminoso como símbolo de la muerte: en el papel en blanco, los colmillos del perro, las aves, el oso blanco polar, la nieve, el iceberg, el agua lechosa, las telas blancas, la niebla, la piel y el color del gigante del final.

4.- El viaje final de canoa entre tres hombres de diferentes razas.

5.- La catástrofe universal

6.- La locura, frenesí y violencia.

7.- La presencia de piratas conspiradores.

8.- Los hombres de raza negra como bárbaros salvajes, en la imagen del cocinero con mueca de risa y de la tribu asesina.

9.- Lo fantasmal.

10.- El canibalismo.

11.- La muerte.

12.- Inundación.

Todas estas imágenes nos remiten al relato de Noé y la visión que tiene para sus hijos Cam, Sem y Jafet.

-Sem (Shem) significa nombre, fama o gloria. De donde viene Ha-Shem, por ejemplo, para referirse también a Dios: El Nombre.  A través de Eber se convirtió en el antepasado de Abram y, por lo tanto, de los israelitas. Padre de las naciones semíticas de todo el oriente. En la canoa sería simbolizado por Dirk Peters, hijo de una mujer nativa norteamericana. Es quien sostiene y salva a sus compañeros en todo el periplo gracias a su fuerza física imponente e inteligencia.

 

-Cam es el antepasado de Cus, Egipto y Put, la tierra de Canaán, cuya superficie incluye partes de África, Arabia, Siria-Palestina y Mesopotamia. La etimología de su nombre es incierta; pero tradicionalmente se ha relacionado con la palabra negro, quemado o sirviente. Que recuerda la maldición que profirió Noé después de su borrachera contra Cam por haberle visto desnudo:

 

Maldito sea Canaán; 

Siervo de siervos será a sus hermanos 

Dijo más: 

Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, 

Y sea Canaán su siervo. 

27 Engrandezca Dios a Jafet, 

Y habite en las tiendas de Sem, 

Y sea Canaán su siervo”.[8]  

 

En ciertas tradiciones el castigo de Noé a Cam es por su risa burlona, risa que recuerda a  la  del brutal marinero cocinero del Grampus de raza negra. También a Cam se le adjudica perversidad y maldad. También refiere a Nu-nu uno de los tres viajeros de la canoa del último capítulo, que es un negro supersticioso que escapó de aquella tribu salvaje.

-Jafet es aparentemente el hijo menor, aunque su linaje es dado primero. Su nombre está asociado a la mitología griega con el titán Jápeto (según Robert Graves), y sus hijos incluyen a Javán, las ciudades de habla griega de Jonia. En Génesis 9, 27 se forma un juego de palabras con la raíz hebrea ypt: “Engrandezca" (lit. haga espacio; hifil de la raíz ypt) Dios a Jafet; que habite en las tiendas de Sem, y que Canaán sea su siervo”. Representante de las naciones blancas correspondería al único hombre blanco de aquella canoa: Arthur Gordon Pym.

 

Tres hombres, tres razas en camino a lo insondable, a lo hermético, representado en aquella mole descrita como Nada blanco:

22 de marzo.- La oscuridad había aumentado de manera sensible, aliviada sólo por el resplandor del agua que se reflejaba  en la blanca cortina que teníamos adelante… Pero aquí en nuestro camino se alzó una figura humana envuelta en un sudario, muchísimo más grande que ninguno de cuantos habitan entre los mortales. Y el color de la piel de esa figura era el de la pura blancura de la nieve [Poe, E. A. El relato de Arthur Gordon Pym. XXV].

 

Lo blanco, el hemisferio sur, la nada, el yermo congelado, el iceberg y la nieve como símbolos de la muerte y lo luminoso. Todos estos elementos recuerdan la imagen de la visión de Jesucristo que acomete al Apóstol Juan en Apocalipsis 1:14-20 (Versión Nacar-Colunga):

 

Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; sus ojos, como llamas de fuego; sus pies, semejantes al azófar, como azófar incandescente en el horno, y su voz, como la voz de muchas aguas. 

Tenía en su diestra siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos, y su aspecto era como el sol cuando resplandece en toda su fuerza. 

Así que le vi, caí a sus pies como muerto; pero él puso su diestra sobre mí, diciendo: 

No temas, yo soy el primero y el último, el viviente, que fui muerto y ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno. 

Escribe, pues, lo que vieres, tanto lo presente como lo que ha de ser después de esto. 

Cuanto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra y los siete candeleros de oro, las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros las siete iglesias.

 

La imagen del corto relato de Noé y el diluvio, nos ensombrecen ante lo enorme. La imagen del Diluvio nos provoca desde niños un asombro ante lo sublime. El viaje de Noé, de Dyonisos y de Arthur Gordon Pym es el viaje de la humanidad hacia lo in-nombrable.

 

7.- El mitologema desde la poética popular.

En el norte de México se canta un corrido:

Por el amor a mi madre
Voy a dejar la parranda
Y aunque me digan cobarde
A mí no me importa nada

Mi madrecita llorando
Me dice que ya no tome
La vida se está acabando
Y temo que me abandone

Adiós botella de vino
Adiós mujeres alegres
Adiós todos mi amigos
Adiós los falsos quereres

Por el amor a mi madre
Hare cualquier sacrificio
Y antes de que sea muy tarde
Voy a quitarme del vicio

Sé que no soy un cualquiera
Si a mí me vive mi madre
Si no yo ahorita anduviera
Como la pluma en el aire

Adiós botellas de vino
Adiós mujeres alegres
Adiós todos mis amigos
Adiós los falsos quereres.

                                                   Turrubiate, Domingo. Compositor oriundo de Zacatecas.

            

En dicha canción popular mexicana del género canción norteña o corrido, se vislumbran los elementos mito-poéticos conformadores de Occidente: El pan y el vino. El vino, aquí en su carácter de humedad excesiva o borrachera, también se encuentra presente el canto a la madre doliente con una humedad bondadosa que son las lágrimas. Como madre tierra brinda consuelo al hijo perdido como madre nutricia. Démeter-Sémele y Dyonisos. Aquí se le dice adiós a las putas, al vino y a los falsos amigos. El barco ebrio o pluma en el aire que deja de serlo por el amor a su madre y a su honor. Sacrificar es el acto sagrado de renunciar y matar al animal.

La pregunta en el horizonte es la que se hizo Hans-George Gadamer en Verdad y Método II ante la hermenéutica histórica: -¿y no significa eso, en definitiva, que somos incapaces de interpretar los mitos porque son éstos los que nos interpretan a nosotros?-.

Escribe, Iván González.


[1] Jn 1:1,5, RV 1960.

[2] G. Agamben. Il regno e la gloria. Per una genealogia teologica dell’economia e del governo. Torino, Bollati Boringhieri, 2009. PP 268-269.

[3] M. Perilli. Dante. Pre-textos, España 2019. P 120.

[4] Hch 17:34.

[5] Flavio Josefo. Ant. 8, 100

[6]  Nm 13:1-14:45

[7] Apolodoro. Biblioteca. Liber i y iii. Gredos. P.P 61, 142.

[8] Gn 9:25-27.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Furiosa (2024): de raptos

True detective (2014): la diosa blanca (I)

JAWS (1975): SPIELBERG.