While the city sleeps (1956): el cainismo editorial
Mientras la ciudad duerme (1956):
El editorial del cainismo
Ya en Ciudadano Kane , la mancuerna Welles-Mankiewicz , nos nupcial un retrato complejo de los magnates de la prensa. En dicho film se muestra como los medios de comunicación puede influir en la política, la percepción de la realidad y la definición de los marcos de la ética periodística. Las figuras paradigmáticas del hombre periodístico están presentes en el magnate William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer. Tan grande es la influencia de la prensa que no ha dudado en llamarse el cuarto poder. Durante el siglo XX grandes fortunas fueron amasadas por los dueños de los medios de comunicación. Cuestión que en la etapa de la movilización total se explica por la avidez de novedades y la información como mercancía. Lo que coloca de inmediato a los medios en los límites de la responsabilidad social. A la postre la competencia feroz por el control de las comunicaciones y la lucha por el poder convierte a muchos de esos personajes en mercaderes de la información, que van cayendo en los detritos del amarillismo y el sensacionalismo. Cuestiones que ingresan en una zona de claroscuros donde la responsabilidad de informar se convierte en el mantra que justifica toda clase de prácticas en aras de la primicia editorial. La primicia recordemos, es la ofrenda que se ofrece a Dios de los primerísimos frutos de cualquier-cosa. Eso primero que se ofrece, deviene en una competencia, muchas de las veces desleal. Dicha carrera tiene como resultado in illo tempore aquel asesinato originario, marca que ostenta Caín; cuya historia no es conocida gracias al relato vertido en el capítulo cuatro del libro de Génesis. Personaje execrable que es figura paradigmática de todos los psicópatas y sociópatas de la historia. La lucha de los medios de comunicación por la primicia es el culto velado a la opinión pública como gloria suprema que coloca a los medios en luchas encarnizadas por el poder. Por dichas correspondencias, no es coincidencia la consonancia del nombre de Kane con Caín.
En ésta época nuestra, obsesionada con la evanescencia de lo nuevo; se trata a toda costa de asir lo inaprensible. Lo que hoy es nuevo, mañana ya no lo será. Por ello la necesidad de El Diario. Antes de la reflexión se antepone la inmediata que nos tiene frente a una vorágine de publicaciones…
La modelación de la opinión pública por parte de los medios de comunicación, los ha configurado como una Babel informativa donde reina la confusión y el error. Lo que se ha denominado la post-verdad es el resultado de la búsqueda incesante por apropiarse del relato y la narrativa “oficial”. Vg . la escena del film de Lang “Mientras la Ciudad Duerme”, en donde el magnate Amos Keyne apela a las emociones de su audiencia femenina para causar terror cada que se pinten los labios recordando al asesino que previamente a bautizado como el “Asesino del labial” . En esta película, se exponen justamente la cifra del medio periodístico como epítome de esa selva competitiva que lucha por construir el relato oficial. Porque “mientras la ciudad duerme, los monstruos se arrastran”. En medio de esa noche se erige la babélica torre símbolo del poder del magnate Amos Kyne, cuya poderosa marca de su inicial, se coloca como seña en la frente del edificio justamente en esa Babilonia moderna representada por la ciudad de Nueva (News-Noticia) York.
Los miembros de la torre K luchan por escalar hacia una posición cada vez mayor. Amos Kyne muere en sus oficinas emocionado a nivel de éxtasis por la nueva primicia: un nuevo asesino en serie de mujeres ha cometido un crimen. En esa epifanía siniestra lo bautiza como el asesino del labial. La prensa como contraparte velada del morbo por el asesinato y de la violencia, como monedas de cambio. De hecho se sabe que los periódicos más vendidos entre el populus son aquellos de nota roja o amarilla. La sociedad del espectáculo en toda su expresión. El viejo Amos muere sin la posibilidad de heredar su emporio multimedios a un hombre de confianza, se lamenta que Edward Mobley –el más sagaz- no tenga la ambición de sustituirle. Irreductiblemente todo cae en manos del joven e inexperto hijo Walter Kyne (Vincent Price). Un hombre débil y sin escrúpulos. El cual recién llegado somete a sus más cercanos a una competencia siniestra: aquel que descubra al asesino será el Director Ejecutivo del emporio. Convocando a una lucha caníbal por el puesto. De manera subterránea nuestro héroe cínico Edward Mobly ayudará a uno de los concursantes, Jon Day Grifitth, en medio de una conspiración de intriga y conflictivas relaciones de pareja.
El asesino es el reflejo de Walter Kyne, un joven tóxico, obsesionado con la madre. Ambos de un carácter infantil y posesivo. Rasgos “adivinados” de forma providencial por Edward Mobley, que por su olfato de reportero logra desentrañar los misterios detrás del criminal compulsivo. Conociendo inclusive mejor los actos y personalidad del asesino, que la policía misma. Cuestión que nos recuerda otra película de asesino serial y periodistas competentes: Zodiac (Fincher, David 2007). En la que los reporteros por el nivel de sus fuentes anticipan ciertos recovecos del hampa y el sub-mundo del crimen. Información es poder.
Es de resaltar la poderosa comedia que ofrece Lang en medio de temas tan truculentos. El medio editorial como una batalla de caballos de carreras, donde existe una complicidad soterrada entre medios de comunicación y trasgresión. A mayores crímenes mayores ventas. El periódico debe aprovechar el morbo para vender más. La persecución final nos revela que el asesino es también un doble de Edward, en ciertos momentos se compara a ambos, se coloca a través de la TV frente a frente. Al final, Edward no persigue ambiciones, renuncia al periódico por una cuestión tal vez no de principios; pero si para poder vivir con su conciencia tranquila. Walter por otra parte revela su carácter envidioso hacia Edward como un moderno Caín, incompetente e impotente. Rasgo que observamos en la escena donde juega golfito mientras su atractiva esposa hace ejercicios aeróbicos detrás de un biombo. Esa marca cainita permanente en todo medio de comunicación, se ostenta todos los días en la de ocho columnas. La primera vez que se imprimió un tipo o sello fue Dios en el frente del asesino original. No se sabe que marca puso Yahvé en la frente de Caín, pudo ser una Cruz (letra tav) o la inicial de su resonante nombre. Una “C” sagrada ya la vez maldita.
NB: Doxa es un vocablo de origen griego que significa simplemente “opinión”. En la literatura neotestamentaria tiene otro significado: el de “Gloria”. Refiriéndose al esplendor y resplandor de Dios. De allí “doxología”. El corrimiento de significado se dio porque en un momento doxa llegó a usar para hablar de la buena reputación u opinión respetable de algún personaje prominente, llegando a usar en el sentido de buena opinión o renombre. La opinión pública se configura en la modernidad desde ese significado teológico, donde ese sujeto social atomizado asume la función de la gloria divina. Esa omni-presencia esta asumida por los medios de comunicación en un ritual sustitutivo donde la víctima sacrificial está dirigida por la cultura de la cancelación. Donde antes había predicación ahora hay pasquín. Donde antes había libelo ahora existe la fake news. Donde antes había evangelización ahora hay propaganda. La verdad es un momento de lo falso. Cuestión que confrontaba una vieja institución y forma retórica hoy desaparecida (por razones obvias) llamada la parresia, en la que el parresiasta debía decir la verdad al soberano a costa de su propia vida. Tema que asume el personaje de Edward Mobley en la película de “Mientras la Ciudad Duerme”, cuando emite un discurso estando presente su jefe Walter Kyne y se libera diciéndole sus verdades. En occidente el tema de qué es la verdad es crucial. Es la pregunta.
Escribe, Iván González.
Comentarios
Publicar un comentario