The woman in the window (1944): la mujer del cuadro

The woman in the window (1944): 

La mujer del cuadro 




Estámpame como sello sobre tu corazón, como cuño en tu brazo.

Porque es fuerte el amor como la Muerte, implacable como el infierno es la pasión.

Flechas de fuego, sus saetas, una deflagración de Yahveh.

Cantar entre cantares 8.6.

 

Hasta la puerilidad hemos leído y escuchado que la etapa norteamericana de Fritz Lang es menor. También se ha afirmado que algunos de sus films de cine noir son simplistas y hasta anodinos. Por supuesto que ambas nociones son de mirada corta. Bien sabemos que no es lo mismo ver que observar…

Fritz Lang y su mirada ciclópea tienen una suerte de profecía. Cuestión que no sólo esta patente en Metrópolis (1927), el ciclo del Dr. Mabuse o M. Las cuales anticipan los horrores posteriores a la República de Weimar. Esa capacidad de videncia se encuentra presente en aquellas películas de ficción criminal de su época estadounidense. El género mal llamado policial siempre ha sido tachado de ser frívolo y hasta mórbido. Edgar Allan Poe, padre de ese tipo de narrativa, ha sido blanco de esa misma posición. Otro craso error es el de juzgar aquellas cintas con la perspectiva de nuestra época, atiborrada de corrección política, puesta en marcha desde la comodidad de un sillón. La realidad en aquella década de los cuarenta venía ya ensombrecida por dos terribles guerras mundiales, fue una década no de de-construcción, sino de re- construcción…  

Pero Lang no era ciego, y si lo era, su ceguera era la de Homero. Las películas del expresionismo alemán tendrán in nuce los elementos visuales, formales, estéticos y temáticos que desplegará el arquitecto-pintor-director de origen vienés. V. g. toda esa imaginería onírica que se halla omni-presente in toto en The Woman in The Window, la distinguimos en esas alucinaciones patológicas y las categorías psicológicas puestas en escena en el Gabinete del Dr. Caligari (1920) de Robert Wiene.

Esa atmósfera mental es la que impregna la filmografía de Lang donde la fatalidad, el destino y el tiempo muestran su faz inexorable. ¿Por qué lo alemán es paradigma de esa culpa imborrable? Por una razón muy religiosa: la Reforma y su preocupación por la predestinación, la elección y el libre arbitrio que le heredaron una cosmovisión inescapable a la consciencia colectiva de las sociedades mal llamadas protestantes. Recordemos que Lang se autodefine como “nacido católico y muy puritano…”. Y lo puritano in extenso esta imbuido por esa cicatriz existencial. Que la ciencia positivista psicologista haya surgido en Alemania en la mente y las aportaciones de otro austriaco no es coincidencia…

Freud es uno de los primeros en analizar de manera científica la materia de la que está hecho el universo onírico. El film que nos ocupa abre en aquella pizarra con el nombre de Freud, como un tótem ubicuo en el desarrollo de la historia. El personaje del profesor Richard Wanley (Edward G. Robinson) siempre aparece entre relojes y triadas masculinas, simbolizado las tres instancias “yóicas” “freudianas”. La primera triada de la “realidad” dentro del film aparecería de la siguiente manera:

 

Fiscal de Distrito Frank Lalor

SUPERYÒ

Profesor Richard Wanley

YO

Dr. Michael Barkstane

ELLO

ELLO

El cínico Heidt-Ted

YO

Richard Wanley pero ahora en su faceta atrevida

SUPERYÓ

Frank Howard/Claude Mazard/Charlie The Check man. En su afán controlador.

 

El Fiscal siempre usa en su lenguaje imperativos tales como: debe, no debe, tiene que (por ejemplo: “el hombre mayor debe ser cuidadoso”, etc). El Dr. Michael actúa desde una postura más instintiva y juguetona que incita a sus contertulios con sus sueños donde aparecen estrellas de Hollywood. El Profesor aparece entre ambas perspectivas, Wanley se puede originar de débil, tímido, timorato. Esa triada no es ajena a los tres estados del enigma de la esfinge: niño-adulto-viejo. El ello como estadio infantil, el yo como la transición y el súper yo como la parte sabía que es freno a los instintos. Freud y sus teorias están fuertemente basamentadas en los mitos.

La mujer del cuadro aparece como objeto oscuro del deseo escondido detrás de la pantalla-espejo-cristal. Que provoca el deseo del profesor, el cual queda estimulado por las asociaciones producidas por la lectura de un libro bíblico único en su especie y cuyo contenido destaca por su tenor sensual y erótico (sin ser insulso), nos referimos al Cantar de los Cantares que no es de prosapia profética, al menos en su primera historia. Su tema central es el deseo y amor conyugal entre el amado y su amada. Libro también tripartita por sus sentidos: gramatical, literal y alegórico.

El profesor Richard Wanley despierta dentro de su sueño lúcido, el cual por supuesto es una sublimación del mundo real en cuanto imago. En ese espacio onírico de ensoñación erótica todo es un desdoblamiento de sus deseos ocultos. El sombrero canotier antes ocupado por el fiscal, ahora aparece en la cabeza de otro Frank, de Frank Howard  que se llama Claude Mazard. En dicho desdoblamiento todo deviene en invertido:

 

 

El simbolismo se clarifica: el superyó ha sido cortado por las tijeras, dando lugar a un Richard más frio, calculador e instintivo. Lo anterior es una forma de proyección psíquica que acomete como mecanismo de defensa contra la angustia erótica causada por la disminución de vigor o llamada vulgarmente “crisis de los cuarenta”. La herida de esa angustia abierta es representada por dos punzadas que es a su vez doble: las puñaladas en la espalda y las dos veces que el personaje se pincha la mano con alambres, herida aderezada con una infección provocada por una imagen femenina: la hiedra venenosa.  Mientras que la parte instintiva del ello ahora se ha duplicado en el ex policía y chantajista Heidt.

La femme fatal es un desdoblamiento de los oscuros deseos del Profesor, su nombre la delata: Alice (Alicia la onírica), Reed (Caña- La que atrapa a Richard como un símbolo fálico). El simbolismo fálico (phallus, palo) esta presenta en toda la película: los cigarrillos, los puros que son acariciados por los personajes, los vehículos, las tijeras, el apellido de Alice, el jarrón junto al cuadro en el aparador, los bolígrafos, el bolígrafo escondido con las iniciales RW. También se hallan los símbolos femeninos: las copas, las botellas de perfume, el plato al lado del  cuadro, los vasos, los ceniceros, etc.

El sombrero aparece y se transfigura constantemente como símbolo de la cabeza, de los pensamientos y de la mente. Cuando los personajes se despojan de sus sombreros se encuentran siempre en condición vulnerable y son vulnerados. Para el clímax de la cinta el canotier ahora re-aparece en la cabeza del guardaespaldas chantajista.

El MacGuffin es un reloj-cadena símbolo de lo inexorable del tiempo y su inevitabilidad, aunque es importante resaltar que dicho objeto está presente en todo el film, no necesariamente como objeto, sino como el transcurrir de los lapsos marcando las horas de manera constante en cada acontecimiento; en los que inclusive sabemos el horario de cada suceso. La lluvia y las escaleras son elementos trágicos que simbolizan lo inquietante del asesinato.

The Woman in he Window es una película que cierra el círculo de manera magistral: es una ironía cósmica que nuestro héroe trágico al despertar no es más que un tipo gris y común, que ha proyectado sus deseos tomando como pretexto a otros dos simples: un sencillo vallet parkin´ y un intendente de hotel. Existe un tema que Fritz Lang ha anticipado en este film: el deseo enmarcado reflejado en una pantalla, un marco, un cristal líquido (lluvia) llamado celular. Proyección de nuestros deseos y en el cual más de una vez se ha visto reflejado nuestro rostro angustiante o de satisfacción al contemplar la torva mueca de la cupiditas.

No sólo mirar es envidiar, mirar es también pecar; de allí la advertencia de Cristo en usar el ojo como arma: “si tu ojo derecho te hace pecar, arráncalo y arrójalo, porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no todo el cuerpo sea arrojado al infierno” (Mateo 5,29-30). La sabiduría consiste en amputar a tiempo un deseo perverso. Al final Charlie le entrega al profesor su sombrero protegiendo su consciencia, en esa realidad el viejo Charlie es y sigue siendo el ángel que protege y alerta a nuestro protagonista.

 

N.B: Mazard significa cabeza o cráneo. Cuidaos de perder la cabeza.

 

Escribe, Iván González.

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